Yo los miro al pasar todos los días.
Son él y ella. Cuando el sol ya va a meterse caminan con pasos lentos de su casa al parque, y ocupan la misma banca siempre. Ahí, en silencio, miran cómo la tarde se va volviendo noche. Con las primeras sombras regresan otra vez.
¿Cuántos años tienen de casados? Los dos dirían que toda la vida, desde que nacieron. No pueden concebir que alguna vez estuvo el uno sin el otro. Ahora son uno solo. Si uno se va, el otro no tardará en seguirlo para volver a ser uno los dos.
Éste es el verdadero amor, el que no necesita de palabras. Cada uno de los movimientos de estos esposos que se aman sin decirlo es una declaración de amor: la ternura con que él la sostiene al caminar; el cuidado con que le arregla ella el mechón de cabello que se le despeinó.
Cuando un hombre y una mujer llegan como ellos al final del camino, otro camino seguramente los espera. Una vida no basta para un amor así.
¡Hasta mañana!...