El padre Soárez platicaba con Cristo en su capilla.
-Señor -le dijo-. Creo que he encontrado por fin la fórmula para que un hombre puede ser feliz y hacer felices también a los demás.
-Importante descubrimiento -le manifestó el Señor-. ¿Puedes recitarme la fórmula?
-Con gusto -respondió el Padre Soárez-. Y sacando del bolsillo un papel leyó:
"Ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo; ten fe, esperanza y caridad; practica la caridad, la paciencia, la templanza, la diligencia, la castidad, la largueza y la humildad; pon en ejercicio los dones del Espíritu y cumple con puntualidad tus devociones''. ¿Qué te parece, Señor, esa fórmula?
-Demasiadas palabras, padre Soárez -comentó el Señor-. Sobran todas, menos la primera.
¡Hasta mañana!...