Conversaban los discípulos de Hu-Ssong.
-¿Cuál fruta les gusta más? -preguntó uno-.
-A mí el durazno -contestó el más joven-. Su forma me recuerda una cadera femenina que adoré.
-A mí las fresas -dijo otro-. Son efímeras y dulces lo mismo que el amor de ayer.
-Yo -dijo un tercero-, espero con ansia las guayabas. Al morder una sentiré que muerdo el aroma de la selva.
Fueron entonces los discípulos y preguntaron:
-Maestro: ¿qué fruta te gusta más?
Con una sonrisa les respondió Hu-Ssong:
-La que me esté comiendo.
Así aprendieron los discípulos que la felicidad se encuentra en el instante presente, y no en el que ha pasado o en el que llegará.
¡Hasta mañana!..