¡Qué felices vivían los monos en el Paraíso!
Se la pasaban haciendo monerías. Todos se veían muy monos, y la vida para ellos era una monada. Vivían en paz, no hacían daño a nadie. Eran felices.
Un día vieron cómo el hombre fue expulsado del Edén a causa de su soberbia. Luego fueron testigos de la forma en que Caín mató a Abel. Después se enteraron de los odios de los humanos; de sus envidias y sus mezquindades; de sus torpes ambiciones; de su egoísmo feroz.
Y los monos se pusieron muy tristes.
Llenos de aflicción se dijeron unos a otros:
-¡Y pensar que Darwin dice que en eso vamos a terminar!
¡Hasta mañana!..