Jean Cusset, ateo con excepción de la vez que vio a través de un telescopio, dio un nuevo sorbo a su martini -con dos aceitunas, como siempre- y continuó:
-El sufrimiento debe tener alguna explicación -siguió diciendo. No la conozco, pero sé que se sufre por algo, y que el sufrimiento, que es parte de la vida, ha de tener un significado. El dolor es un misterio demasiado hondo como para no significar nada.
-Como todos los humanos -dijo Cusset-, yo también he sufrido, y en el futuro habré igualmente de sufrir. ¿Quién soy yo para que el sufrimiento llegue a todos mis hermanos, y pase de largo sin tocarme a mí? No sé por qué se sufre, pero respeto el misterio de sufrir. Y espero solamente ser digno del sufrimiento que me toque.
Así dijo Jean Cusset. Y dio el último sorbo a su martini. Con dos aceitunas, como siempre.
¡Hasta mañana!..