El Señor estaba triste. Dijo a Adán:
-Parece que no pronuncié mi "Fiat lux'' con suficiente fuerza. La luz se hizo, sí, pero nada más ilumina la mitad del día. Cuando viene la noche los hombres quedan en la oscuridad.
-Así debe ser -intentó tranquilizar Adán a su Creador-. Las noches son para dormir.
-Antes quizá -replicó Dios-. Pero ahora los hombres necesitan luz también para sus noches. Tendré que pronunciar un nuevo "Hágase la luz''.
Largo rato estuvo pensando el Creador. Luego exclamó:
-¡Ah! ¡Ya sé!
Y ordenó con voz clara y firme:
-¡Hágase Edison!
¡Hasta mañana!...