La chica con lentes de intelectual se rió bastante de su amigo cuando éste le dijo que acostumbra orar en los momentos de dificultad, o para dar gracias por algún pequeño milagro en su vida. Como lo conoce bien exclamó divertida:
-¡Rezar! ¿Tú?
La chica con lentes de intelectual cuida ella sola a su papá, un anciano que ya no se vale por sí mismo y necesita usar pañales. Lo viste, le lee el periódico, le da de comer en la boca y lo saca a tomar el sol en el parque. También lo baña cada día, y cada día aguanta el mal genio del señor, y sus regaños.
-A veces -confiesa ella-, pierdo la paciencia y me enojo. Pero luego vuelvo a la tarea. Cuidaré a mi padre hasta el último día de su vida.
La chica con lentes de intelectual dice que no acostumbra orar. Se ríe de su amigo porque de vez en cuando reza. Y se molesta un poco cuando éste le dice que, aunque ella no lo sabe, reza más que él.
¡Hasta mañana!...