Este amigo mío me cuenta que al despertar cada mañana siempre estornuda tres veces. Aventuro yo:
-Alguna alergia.
-Posiblemente -admite él-. Pero alergia ¿a qué? ¿Al nuevo día que empieza? ¿Al mundo? ¿Al trabajo? ¿A la vida en general? ¿A mí?
No sé qué contestar, y callo. Lo mejor cuando no sabe uno qué contestar es quedarse callado.
Guardo silencio, pues.
Y tampoco le digo que al despertar cada mañana yo siempre estornudo cuatro veces.
¡Hasta mañana!...