A veces la lógica presenta conclusiones muy ilógicas.
Cierto barbero ofrecía un tónico capaz -según decía- de hacer salir el pelo. Afirmaba el avieso rapabarbas que él había sido completamente calvo, y merced a ese líquido maravilloso ahora lucía una bruna y ensortijada cabellera.
Un cliente adinerado, y calvo, mostró su escepticismo:
-Mil remedios he probado para volver a tener pelo, y todos han fallado.
-Si me da usted 20 mil pesos -ofreció el fígaro- le garantizo que en 10 minutos su cabeza se verá como la mía.
El ansioso señor entregó al punto la suma. El peluquero la puso a buen recaudo, y luego procedió a afeitarse la cabeza hasta dejarla monda y lironda como la del ricachón.
La lógica, en efecto, tiene muchos recovecos.
Por eso es bueno ser medianamente razonable, más que absolutamente racional.
¡Hasta mañana!...