Después de castigar a Adán y Eva por haber comido el fruto prohibido, el Señor pensó que había sido demasiado severo en el castigo, especialmente con la mujer.
Así pues llamó a Eva y le dijo:
-Creo que me excedí en las penas que te impuse. Pídeme algo, lo que quieras, a modo de compensación.
Eva respondió sin vacilar:
-Quiero tener un bolso y unos zapatos elegantes.
El Señor suspiró, y le cumplió a la mujer aquel deseo.
Fue entonces cuando hizo al cocodrilo.
¡Hasta mañana!...