Según es bien sabido, las líneas paralelas no se juntan ni aunque se prolonguen en el infinito.
Yo sé, sin embargo, de dos líneas paralelas que se prolongaron en el infinito, y ahí se unieron para siempre.
Los geómetras dirán que tal cosa es imposible. Pero lo que estoy diciendo no es cuestión de geometría: es cuestión de amor.
Y hay una cosa que no necesita de geometrías para comprobarse: los que se aman son dueños del infinito.
¡Hasta mañana!...