El Señor hizo al pavo real, que luce su plumaje, vanidoso.
Luego dio vida al ruiseñor, que gusta de escucharse a sí mismo.
Enseguida creó al cisne, que se la pasa contemplando su imagen reflejada en el espejo de las aguas.
El Espíritu vio lo que hacía el Creador, y le preguntó:
-¿Por qué hiciste a esas criaturas? Son fatuas, narcisistas; están llenas de orgullo; las posee el egoísmo y el desdén por los demás.
Respondió el Señor:
-Estoy ensayando para hacer a los intelectuales.
¡Hasta mañana!...