El Funcionario del Estado hizo llamar al señor Pérez y
le preguntó:
-¿Eres feliz?
Respondió el señor Pérez:
-No.
-Lo sabía -dijo el Funcionario-. Por eso, preocupado
por tu felicidad, el Estado ha emitido un Decreto
por el cual de hoy en adelante deberás ser feliz.
El señor Pérez obedeció el Decreto, y en todas
partes decía que era feliz.
Al margen de la Ley, sin embargo, se sentía muy
infeliz.
¡Hasta mañana!...