John Dee encontró por fin lo que buscaba: la piedra filosofal, que trasmuta en oro la materia.
La noche en que la halló tuvo un oscuro sueño. Soñó que todas las cosas que tocaba se convertían en oro. El pan que iba a comer se volvía oro; el cuerpo de la mujer amada se hacía estatua de oro cuando lo acariciaba.
Despertó el alquimista de su pesadilla bañado en sudor frío. (Fue el primero que despertó así de una pesadilla. En adelante, y hasta nuestros tiempos, todo aquel que despierta de una pesadilla lo hace bañado en sudor frío).
Entonces John Dee tomó la piedra filosofal y la arrojó al mar, no sin temor de que el mar se hiciera de oro. Por fortuna no sucedió así: el mar siguió siendo el mar con todos sus pescaditos. Y John Dee no ha vuelto a despertar bañado en sudor frío.
¡Hasta mañana!...