El Señor no quería hacer a la zorra.
Tampoco quería hacer al lobo.
Menos aún quería hacer al perro, al gato, a los ratones, a la serpiente, al cocodrilo, a la abeja, a la hormiga, al cuervo, al asno y a la rana, entre otras muchas criaturas que no quería hacer.
¿Por qué no quería hacer el Señor a todos esos animales?
Porque supo desde el principio de los tiempos que si hacía a la zorra, al lobo, a la abeja, a la hormiga, etcétera, tarde o temprano aparecerían los fabulistas con sus moralejas.
¡Hasta mañana!...