El otro día vi un pino de Navidad distinto a todos.
Tenía, claro, las esferas, representación de la manzana que Adán y Eva comieron, por cuya causa perdieron el Edén. Y ostentaba asimismo los foquitos de radiante luz que simbolizan la esperanza de recobrar, a través del amor y de la fe, el perdido paraíso.
Sin embargo no mostraba ese pino, en la más alta rama, el ángel que proclama el Gloria. Lucía una Marilyn Monroe hecha de plástico, en su imagen más conocida, con el revuelo de su blanca falda levantada por el aire. Y tenía alas Marilyn, igual que el ángel, y su belleza y su sonrisa anunciaban también la gloria del Señor.
Yo sonreí al ver esa humana versión de lo divino. Y pensé que la gracia de la broma era parte igualmente de la alegría de la Navidad.
¡Hasta mañana!...