EL CONSUMO DE DROGAS ya alcanzó a niños y jóvenes entre 10 y 15 años. Se trata de adictos que no forman parte precisamente de los marginados. Son hijos de familia de todas las clases sociales. Esto quiere decir, que el crimen organizado ya logró asestar la puñalada definitiva en el cuerpo y el alma de las futuras generaciones de mexicanos.
SEGÚN ESTUDIO publicado en El Siglo de Torreón, este incremento se ha venido reflejando en niños y jóvenes. En uno de los centros de atención de la Ciudad de México, de 3 mil 100 casos de asesorías que otorgaron el año pasado, 900 fueron de padres de familia con un menor adicto en casa. En otro centro de la misma ciudad, de las 228 consultas otorgadas el año pasado, el 70 por ciento fue para niños, y en 2009, de 225 pacientes atendidos, 210 fueron menores de 15 años.
EL CONSUMO de los niños y jóvenes ha sido, (es el principio de la adicción) los inhalantes y la cocaína de piedra. Estos estudios han revelado que son los padres y los maestros los últimos que se enteran de la adición del hijo o del alumno; pero cuando los padres se enteran no saben a quién recurrir. Según el estudio, el consumo de drogas entre alumnos de secundaria y bachillerato del DF creció del 17.8 por ciento en 2006, a 21.5 por ciento en 2009 de acuerdo con la encuesta de Consumo de Alcohol, Tabaco y otras Drogas levantada por el Instituto Nacional de Psiquiatría y la Secretaría de Educación Pública.
COMO YA LO HEMOS MENCIONADO con anterioridad en este espacio, son los consumidores (la otra punta de este enorme problema), quienes sostienen al crimen organizado. De ellos se nutre y vive. Son sus compras como consumidores las que los financian. Son entonces ellos, los adictos, quienes les proporcionan el dinero para ostentar ese poder de muerte que les ha permitido violar todas las leyes vigentes, las morales y las éticas más elementales. Los adictos son los que han permitido que se enfrenten a todas las policías habidas y por haber en este país y hasta con las mismísimas Fuerzas Armadas, Ejército y Marina.
EN LA MEDIDA QUE crezca el consumo de estupefacientes en este asolado país, en la misma proporción se fortalecerá el crimen, y así mismo, el Estado se irá paulatinamente diluyéndose hasta terminar en una mera entelequia, con todas las terribles e inimaginables consecuencias que esto acarreará aMéxico.
PARA LOS PADRES de familia, el que uno de sus hijos sea adicto, es una idea imposible de concebir; pero la realidad de estos tiempos es muy diferente. Es por ello que las familias deben cuidar y vigilar cuidadosamente y con información a sus hijos. La Casa AlianzaMéxico publicó una serie de alertas o recomendaciones para los padres de familia y maestros, que por su importancia práctica reproducimos.
“LOS MENORES DE EDAD ADICTOS pueden manifestar diversos síntomas físicos y psicológicos. Como afectaciones físicas enfermedades de la piel, tales como manchas y micosis.Males infectocontagiosos, de transmisión sexual y vías urinarias, trastornos cardiacos como taquicardia y bradicardia.
Trastornos digestivos, gastritis, colitis y desnutrición. Trastornos respiratorios, faringitis y arritmias. Depresión, ansiedad, trastornos de personalidad, psicosis, esquizofrenia. Daño orgánico cerebral, leve retraso mental o trastornos del sueño”.
MÁS VALE PREVENIR que remediar. Sabiduría popular.
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