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MIRANDO A FONDO

La guerra de los bizcochos

VÍCTOR GONZÁLEZ AVELAR

 LOS LATINOS PECAMOS De solemnes. Somos muy afectos a rasgarnos las vestiduras ante hechos o sucesos que pensamos lastiman nuestro honor o principios. Nos es muy difícil relajarnos ante los acontecimientos que nos perturban. Los ingleses por ejemplo, no se toman muy en serio y además con ese sentido del humor tan especial que practican, bajo el cual se protegen para conducirse flemáticamente con el que aparentan nunca alterarse.

 TODO ESTO VIENE AL CASO Con motivo del sainete que ha venido representando el señor Nicolás Sarkozy Presidente de Francia, quien olvidando sus funciones de jefe de Estado, se ha metido estos últimos meses a defensor de oficio de la ciudadana Florece Cassez procesada y sentenciada a sesenta años de prisión, por los delitos de secuestro y privación ilegal de la libertad.

 PERO SABIENDO Cómo se las gasta la justicia mexicana que se distingue mundialmente por su ineficacia, arbitrariedad y corruptelas podríamos darle el beneficio de la duda a la francesa. El problema planteado por Sarkozy, que no por el Gobierno mexicano, se ha ubicado dentro del espectro del vodevil o de un espectáculo bufo escenificado por el Cirque du Soleil.

 DE FRANCIA Ya supimos en el siglo XIX cómo se las gastan sus gobiernos cuando de reclamar algo se trata. Fue un señor R. Remontel, dueño de un restaurante de Tacubaya, en donde algunos oficiales del presidente Antonio López de Santa Anna en 1832 se habían comido unos pasteles sin pagar la cuenta, por lo cual exigía ser indemnizado con sesenta mil pesos oro. Para cobrar la suma de los pasteles o bizcochos el gobierno Francés quien como represalia envió diez barcos de guerra para apoyar la reclamación del gobierno, barcos que fondearon frente a Veracruz, amenazando con invadir el país si México no cumplía la principal condición: pagar los bizcochos.

 PERO EL GOBIERNO De Anastasio Bustamante se negó a tratar con Francia mientras hubiera fuerzas navales francesas frente a Veracruz. Esto originó el bloqueo de los puertos del golfo y el secuestro de las naves mercantes mexicanas. El bloqueo duró ocho meses, durante los cuales se rompieron las relaciones entre ambas naciones.

 AL VER QUE MÉXICO No cedía ante la presión, Francia envió en octubre veinte barcos más. Su contraalmirante se reunió en Jalapa con el ministro de relaciones interiores y exteriores de México don Luis G. Cuevas para efectuar negociaciones.

 COMO EL PAÍS No se rindió, Francia envió otros veinte barcos más. En el último proyecto el plenipotenciario galo reclamaba ahora 800 000 pesos oro ¡¿Pues qué tipo de bizcochos serían?! Fue entonces cuando el Rey de Francia (seguramente ascendiente de Sarkozy) declaró la guerra a México bombardeando y desembarcando fuerzas francesas en Veracruz. El puerto fue defendido don Antonio López de Santa Anna, quien perdió una pierna en la gresca, misma que años después fue arrastrada por las turbas en la Ciudad de México.

 FINALMENTE El asunto de los bizcochos se arregló con la intervención del gobierno inglés y las negociaciones de Don Guadalupe Victoria. En marzo de 1839 se firmó un tratado de paz, México se comprometió a pagar, pero no dijo cuándo (seiscientos mil pesos en total), Francia retiró la flota invasora, se desistió de la indemnización de los gastos de guerra y devolvió las naves incautadas.

 COMO SE PODRÁ Apreciar, Francia ha sido siempre adicta a este tipo de espectáculos diplomáticos y conflictos bélicos por pasteles o bizcochos. Por ello no deberíamos tomarnos tan en serio este incidente. Lo que sí podríamos negociar con Sarkozy sería: Que nosotros le enviamos a Florence Cassez, siempre que él nos mande a la Carla Bruni, de esta manera todos muy en paz y contentos.

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