UN GOBERNADOR LAGUNERO, He ahí la eterna quimera de los habitantes de esta desértica región. Siempre distantes, tanto geográfica como emocionalmente de los centros de los poderes asentados en la capital del Estado, nuestros políticos y las llamadas "fuerzas vivas", también están distantes y aisladas de los ejes en donde se toman las decisiones importantes.
LOS LAGUNEROS Tienen ya algunos años, yo diría que muchísimos (desde 1963 que Don Braulio Fernández Aguirre y durante la sustitución de Francisco J. Madero fueron gobernadores, ningún otro originario de estas tierras ha podido serlo). Ningún lagunero ha estado en condiciones de sentarse en la gran silla del Palacio Rosa en Saltillo.
PERO ES PRINCIPIO Capital, que para tener alguna posibilidad de gobernar el estado, lo primero que se necesitaría sería contar con una clase política o pie de cría, importante, capaz, preparada y con visión de Estado. Para tener esa clase política que represente nuestro peso político a nivel estatal, es imperativo que tengamos solidaridad y unidad.
La palabra unidad, no existe o es casi imperceptible en nuestra región. Los políticos locales se han ido difuminando y ninguno ha logrado crecer o tener presencia a nivel estatal, mucho menos nacional. El quehacer político regional se ha limita do a cumplir con los programas cocinados en la capital del estado y ejecutados a la sombra del poder central.
Las llamadas "fuerzas vivas" tal como las conocíamos, han sufrido una enorme transformación en los últimos años. De haber sido nuestra comarca una región exclusivamente agrícola, y muy importante por cierto, pasó a ser un enorme centro de producción agropecuario, industrial y de servicios. Crecimos económicamente, pero políticamente nos quedamos pequeñitos. A la gran fuerza económica que crearon todos, no se agregó el poder ni la importancia política que por derecho le corresponde a la región.
PARTIENDO Del principio de que la política se hace con y los políticos, se da el caso de que la región no los tiene ni se le ha permitido o facilitado tenerlos. Y si no existen los políticos idóneos, capaces e ilustrados, ¿quiénes podrán hacer valer a nivel estatal la importancia que realmente tiene esta región? Se dice en política: divide y vencerás. Este viejo pensamiento se ha cumplido a cabalidad en la comarca.
LAS LLAMADAS "fuerzas vivas" se mueven siempre descoordinadas, sin tener ni abanderar un programa estructurado para la región que ayude a resolver los problemas económicos y políticos, lo que es peor, a cada paso demuestra su falta de unidad y exhibe además sus pequeños y diferentes intereses económicos. Se limitan a voltear sus ojos para el rumbo de Saltillo, con la peregrina esperanza de que les haga un poquito de caso y de allá nos manden las inversiones a la región.
ESAS FUERZAS Se han venido reuniendo por décadas en tertulias y convivios, pero sin ningún resultado práctico. Es más, pecan de coquetear en tiempos de elecciones con todos y cualquier partido político. No han sabido, ni podido, proponer y ganar candidatos a diputaciones, alcaldías, regidurías ni tristes sindicaturas. De esta manera no han sabido hacer valer su peso específico en la política estatal, lo que es peor, ni en la local.
NO TENEMOS REPRESENTACIÓN En las Secretarías del Gobierno Estatal, menos en las direcciones ni en las diferentes responsabilidades de mando.
Y HASTA AQUÍ Por hoy. En la siguiente colaboración hablaremos de los problemas de los partidos políticos en la comarca en tiempos de elecciones.