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MIRANDO A FONDO

Siete. Otras siete Familias Destrozadas

VÍCTOR GONZÁLEZ AVELAR

EL ASESINATO De los siete jóvenes masacrados en la ciudad de Cuernavaca en días pasados, pone nuevamente de manifiesto la impotencia de nuestras autoridades a sus tres niveles de gobierno, no ya para detener la violencia que abate a este país, sino su incapacidad para practicar investigaciones ministeriales y policiacas que permitan dar con los criminales en este caso, como en otros miles de crímenes aún pendientes de esclarecer.

 EN UN ACTO ECUMÉNICO, Los representantes de siete diferentes religiones se unieron para orar por el retorno de la paz a su ciudad y al país en lo general, por la unidad, la fortaleza y el perdón. Los habitantes de la ciudad que fuera llamada "de la eterna primavera", se volcó a sus calles para festejar el "despertar" de la ciudadanía frente a la ola de violencia en el estado de Morelos y en nuestro país. Además, manifestaron estar preparados para participar en una gran movilización de la sociedad civil en la búsqueda para recobrar los espacios que pertenecen a las familias y que los criminales les han arrebatado impunemente.

 LAS VÍCTIMAS De los criminales fueron encontradas al interior de un vehículo abandonado a un costado de la autopista Cuernavaca-Acapulco. Al zócalo acudieron representantes de la Iglesia Católica, tradición Budismo Tibetano, Hindú, comunidad Apostólica y de frailes Benedictas que oraron por la paz y la unidad de la población frente al clima de violencia que se vive en las calles.

 UNA DE LAS VÍCTIMAS Es el joven Juan Francisco Sicilia Ortega, hijo del conocido escritor y periodista Javier Sicilia. Los jóvenes masacrados vivían en el mismo fraccionamiento habitacional que los vecinos y familiares habilitaron el parque local para oficiar un servicio religioso. El fraccionamiento está ubicado en la zona oriente de Cuernavaca y tiene una activa convivencia. Tiene una gran puerta de hierro que da acceso al conjunto y cuenta con seguridad privada. Actualmente cuelgan dos grandes moños negros en su entrada principal.

POR LO PRONTO Siete familias mexicanas han sido destrozadas (como lo han sido otras miles) las familias arrastrarán su dolor, su rabia e impotencia por todo el resto de sus vidas.

 LA DESGRACIA De todo esto, es que mientras nuestros vecinos del norte tengan la necesidad de consumir drogas, lo que hacen en cantidades industriales, esta terrible guerra que aquí estamos librando continuará de manera indefinida. Todo ello para que los estupefacientes que maneja el crimen organizado, les lleguen en tiempo, forma y precio accesible a los 25 millones de adictos de aquel país.

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