Jorge Hank Rhon Es por principio un personaje francamente difícil de defender. Su vida privada, política y empresarial ha sido siempre marcada por sombras de dudas con relación a la moralidad y transparencia de sus acciones. En varias ocasiones se ha visto involucrado en escándalos judiciales: en pocas palabras, no se trata de una blanca palomita.
PERO ASUMIENDO Que vivimos en un Estado de Derecho en el que los poderes públicos y sus órganos de gobierno se encuentran sujetos al cumplimiento irrestricto de la Constitución y de las leyes secundarias, el afer Hank Rhon no podemos dejar de pasarlo por el tamiz del derecho.
PUES DE NO SER ASÍ , cualquier mexicano importante o de a pie, se encontraría (ya se encuentra actualmente) en el inminente peligro de que en cualquier madrugada sea despertado de su sueño en el interior de su recámara y domicilio particular, por un comando de soldados armados y encapuchados dizque en busca de evidencias y pruebas de la existencia de un delito; pero lo más grave y atentatorio de todo esto: sin la existencia de una orden de cateo domiciliario o de aprehensión expedida por un juez como lo exige la ley.
SI EL SEÑOR HANK RHON Tiene cuentas pendientes con la justicia, que las autoridades encargadas de procurarla y administrarla procedan en los términos de ley, no como si viviéramos un Estado de Excepción de suspensión de garantías.
EN ESTE ASUNTO Sobre el político y empresario de Tijuana, el presidente Calderón cometió varios errores que sus asesores no supieron hacerle ver o que él no quiso calcular; pero el más delicado, aparte de la serie de violaciones a la Constitución, a su capítulo de garantías y al Código de Federal de Procedimientos Penales, fue el haber usado e involucrado al Ejército Mexicano en una acción que lo descalifica y pone en entredicho, (para usar el calificativo más suave, ante los ojos de la opinión pública). Esto en tiempos de guerra contra del narco y el crimen organizado, que sería cuando debería precisamente contar con el apoyo, confianza y respaldo de la población.
EN LOS TERRIBLES Tiempos de las dictaduras en los países fascistas de Mussolini, Hitler, Franco o Stalin, unos verdaderos engendros de la naturaleza que subyugaron, asesinaron y pisotearon a sus pueblos, cuando todos callaban temerosos ante la arbitrariedad, alguno comentó: primero vinieron por mi vecino el comunista y me quedé callado; después vinieron por mi vecino el fascista y me quedé callado; después vinieron por mi vecino el judío y me quedé callado, después vinieron por el católico y también me quedé callado: ¡pero hoy vinieron por mí!
EL ESTADO DE DERECHO Debe ser respetado por lo gobernantes y los gobernados, debemos además hacerlo respetar. Los ordenamientos de la Constitución y las leyes no son de cumplimiento discrecional, son de observación obligatoria para todos. Si se tolera el relajamiento de las normas y se permite que soldados, policías federales o locales se puedan meter en un domicilio hasta la mismísima recámara sin una orden de cateo ni de aprehensión, no estamos muy lejos de que nos pase lo que le sucedió al que veía inmutable las aprehensiones de sus vecinos: ¡Que el día menos pensado y por la madrugada, vengan por cualquiera de nosotros!
