Como Resultado De una serie de errores y equivocaciones del gobierno en las áreas de procuración de justicia, Jorge Hank Rhon pudo evitar ser procesado por el delito de acopio de armas y otros.
EL CASO No es para menos. Resulta que empleados armados que vigilaban el hotel propiedad de Hank, fueron interceptados por soldados y al ser interrogados respecto de las armas que portaban, señalaron como propietario de ellas a su patrón; pero agregaron: que al interior de la casa de Hank Rhon había muchas más.
LOS MILITARES Se trasladaron al domicilio del exalcalde de Tijuana e irrumpieron en altas horas de la noche hasta la misma alcoba donde dormía con su esposa. Detenido que fue, se le decretó un arraigo por 40 días; pero a los 14 ya estaba definitivamente libre por falta de elementos para que se le dictara un auto de formal prisión.
ANTE ESTE FRACASO, La Procuraduría sacó de su manga un nuevo cargo: que dos pistolas encontradas en el domicilio, estaban involucradas en dos homicidios. Esto tampoco podía pegar. Más adelante la Procuraduría de Baja California aseguró que Jorge Hank Rhon había asesinado a la novia de su hijo, lo que ya fue el acabose.
EL CATÁLOGO De errores y equivocaciones judiciales de la Procuraduría General de la República y de Baja California, no tiene desperdicio. Como novatos olvidaron algo muy importante que norma el derecho penal mexicano y que dice: Las pruebas o evidencias que obtengan las autoridades violando normas de carácter prohibitivo o leyes en general, no tienen ninguna validez en juicio.
EN EL CASO Y aun si hubiesen encontrado acopio de armas en el dormitorio de Jorge Hank Rhon, su descubrimiento se habría hecho sin haber cumplido con el mandato constitucional que obliga a las autoridades a obtener una orden judicial de cateo antes antes de meterse a un domicilio particular y en el caso, los soldados no tenían esa orden de cateo.
LA SOCIEDAD Ha quedado nuevamente frustrada y desilusionada al ver libre e impune a un personaje sobre el cual gravitan muchas sospechas y desconfianzas; pero la culpa no es de él. La culpa de la frustración e irritación social que genera este asunto, recae, como en muchos otros casos, en la incapacidad del gobierno para fincar una responsabilidad con todas las de la ley en un proceso que ponga al responsable en la cárcel y no nada más para zangolotearlo y exhibirlo en los medios.