MÁS QUE UNA REUNIÓN Por la paz, al encuentro celebrado en el Alcázar de Chapultepec el pasado jueves, habría que calificarlo como un ejercicio de catarsis para tratar de desahogarse, por parte de algunos representantes de la llamada sociedad civil y de víctimas en esta guerra que parece no tener fin, por la impotencia y frustración por sus lamentables consecuencias.
EL MOVIMIENTO De protesta que ha venido encabezando el escritor Javier Sicilia, por desgracia y como sucede muy frecuentemente, ya ha sido infiltrado por algunos vivillos que tratan de capitalizarlo o dirigirlo a otros destinos que no son los originales.
LO QUE SÍ HABRÍA De reconocer es la apertura y valentía que tuvo el presidente Felipe Calderón para sentarse a dialogar con un grupo de personas, por principio justamente irritadas e injustamente agraviadas y que pudieron libremente exponer su dolor por haber perdido algún familiar como consecuencia de los llamados "daños colaterales", pero que también pudieron reclamarle al presidentes el porqué no están de acuerdo con la manera, modo o sistema como el Gobierno Federal quiere hacer frente al crimen.
EN ESE ENCUENTRO El presidente Felipe Calderón fue obligado, (suceso sin antecedentes en la historia presidencial de México), a que pidiera perdón públicamente al país y a los agraviados en particular, por los resultados que ha tenido esta guerra en muchos aspectos de la vida nacional. Con este acto, el presidente demostró humildad y grandeza, cosa muy difícil de haber tenido cualquier otro jefe de gobierno en el país.
Muy claramente el presidente Calderón, fue que el ejército no puede dejar de ser el eje fundamental en la guerra en contra del crimen organizado, ello, con todas las malas consecuencias que se pueda llegar a generar. Lo que sí es una realidad irrefutable, que sin el ejército no estuviera en las calles, para el día de hoy las ciudades del país ya estarían tomadas y manejadas por los diversos cárteles. Este punto es el que olvidan o no quieren ver los diversos grupos que protestan. Se niegan reconocer que la disputa territorial por el narcomenudeo es lo que ha desatado la violencia entre los diversos cárteles, no el ejército.
LAS DECENAS De miles de muertos no han sido el producto de la acción directa del Gobierno en contra del crimen. Las decenas de miles de muertos son el producto de las acciones de los mismos criminales que se han venido asesinando entre sí por las luchas territoriales. De ahí que responsabilizar o acusar al Gobierno de estos hechos no se puede fundamentar.
FATALMENTE, LOS ÚNICOS Que saldrían beneficiados con el retiro de las fuerzas armadas y el regreso a los cuarteles, serían precisamente los traficantes de drogas que de esta manera podrían, ahora sí, tomar como rehén a la sociedad toda en su conjunto y constituir un Estado-Narco.
DE AHÍ Que este tipo de peticiones resultan si no infantiles, ilusas. Frente a la violencia de los violentos, el Estado tiene la obligación de aplicarles la violencia del Estado y de las instituciones, so pena de desaparecer como tal.
