Fue Un 19 De Septiembre Del ya lejano año 1985, cuando a las 7:19 horas de la mañana la orgullosa Ciudad de México sintió uno de los movimientos telúricos más fuertes en su ya muy larga experiencia histórica de temblores. En aquel momento los habitantes de la ciudad capital empezábamos nuestras rutinas para salir a cumplir con nuestras responsabilidades. De pronto el piso empezó a moverse con un cadencioso meneo que parecía no tener fin.
LAS CONSTRUCCIONES Y edificios se movían de un lado a otro como si quisieran bailar, mientras los edificios contiguos se pegaban unos con otros. Los cristales se retorcían y caían estrellados sobre las banquetas. En esos angustiosos momentos millones de hombres, mujeres y niños, presa del justificado terror, trataban de salvar sus vidas corriendo escaleras abajo de los edificios en donde acababan de despertarse. De igual forma otros cientos de miles de mexicanos trataban de abandonar sus oficinas.
EN LOS CENTROS HOSPITALARIOS Los pacientes, el personal médico y las enfermeras, se derrumbaban juntamente con la estructura del edificio. En la zona centro los hoteleros caían sobre sí mismos y sobre sus huéspedes que aún soñaban, como si se tratara de un gran sándwich.
EN EL VIEJO TLALTELOLCO , El imponente centro habitacional que imaginara y construyera el arquitecto Mario Pani, los edificios iban cayendo uno a uno en medio con sus moradores dentro. Las construcciones se azotaban sobre el suelo en medio con sus inquilinos en el interior.
EN LA CALLE De Pino Suarez el frágil edificio que contenía las oficinas del Poder Judicial cayó sobre sí mismo en los primeros segundos del temblor. Suerte hubo en este caso, pues los empleados y funcionarios de la administración de justicia no estaban aún laborando, de no haber sido así, hubiera desparecido todo el Poder Judicial del Distrito Federal. Sobre la misma avenida murieron cientos de humildes y explotadas costureras que laboraban en un taller sin ningún tipo de seguridad ni prestaciones sociales.
EN LA COLONIA ROMA Decenas de edificios se derrumbaron con sus habitantes aún dormidos. Ahí murieron sorpresivamente muchos mexicanos. Las unidades habitacionales que el Gobierno Federal había construido entre las calles de Yucatán, Baja California y Cuauhtémoc también se derrumbaron sobre muchos de sus habitantes.
EN SUERTE ME TOCÓ Poder hacer un largo recorrido a pie entre las ruinas de la avenida San Juan de Letrán y la avenida Juárez apenas tres horas de haber sucedido el terremoto. Lo que vimos y vivimos aquel día fue una impresión que no podremos olvidar jamás.
TODOS ASOMBRADOS Vimos caer a la bellísima de Ciudad de México que en unos cuantos segundos se convirtió en ruinas. Vimos cómo miles de capitalinos eran rescatados por los "Topos", algunos aún vivos, pero por desgracia la mayoría muertos.
SERÍA IRRELEVANTE Tratar de narrar en unas cuantas líneas los horrores de aquel 19 de septiembre de 1985, pues ya lo han hecho cientos de escritores, historiadores y periodistas, y muy bien, pero el hecho nos dejó una lección.
MÉXICO SE RECONSTRUYÓ De aquel fatídico temblor. Ahora luce limpio, con bellísimos nuevos edificios, renovado, con flamantes instalaciones médicas, centros urbanos, fuentes y plazas.
ESTO NOS ASEGURA, Que México es mucho más, pero mucho más grande que sus problemas y mucho más, pero mucho más hombre que los cobardes que ahora lo tratan de destruirlo.