AS COSAS no suceden en una sociedad por simple casualidad. Para que las cosas pasen, se necesitan factores internos que las faciliten. Las familias, los padres, las amistades y el entramado social que integra a una comunidad, son los agentes reales y verdaderos que contienen los gérmenes que originan esos hechos en una sociedad.
PARA NADIE pasa desapercibido el relajamiento y deterioro moral que ha transformado (para mal) a la familia y a la sociedad en general durante estos últimos treinta años. Pretendemos cambiar esa realidad que vivimos y nos horroriza, pero sin poner la voluntad que se necesita para lograr cambiarnos a nosotros mismos.
CREEMOS QUE con más policías, más inteligencia, más soldados en las calles, mayores sanciones penales, más vigilancia, más tanquetas o patrullas vamos a resolver el problema del crimen organizado y el de la delincuencia. No es así. El crimen organizado y la delincuencia son un producto de la misma sociedad. En su seno se genera y en ella se desarrolla.
SIEMPRE NOS REFERIMOS a los que venden y trafican con las drogas como los enemigos a vencer; pero nadie habla ni quiere hablar, de los que las consumen. Éstos son la otra punta del problema y la más importante por una simplísima razón; si existe demanda siempre habrá oferta que la satisfaga. Son los adictos los que finalmente vienen sosteniendo al crimen. ¿Y en dónde están esos adictos? Pues al seno de las familias, en las escuelas, en los centros de trabajo y en los de diversión.
LOS ADICTOS viven en hogares con sus padres y hermanos. Los que le entran al delito, viven también con sus padres y familiares. Pero los padres y familiares no los ven ni los quieren ver. Están más ocupados en conseguir el diario sustento unos, y otros en vacacionar, comprar garras y trapos o en cambiar su automóvil.
UN PUNTO TORAL consiste en que los padres se preocuparan más en vigilar y supervisar la conducta de sus hijos imponiéndoles mínimas reglas éticas, morales y cívicas. En este terreno el gobierno no puede hacer absolutamente nada que no hagamos nosotros mismos al seno familiar.
QUÉ BUENO SERÍA que el gobierno de Rubén Moreira pudiera estructurar una campaña permanente de orientación y de prevención a las adicciones, tal como lo hizo y con excelentes resultados, el gobierno federal en contra del tabaquismo. Habría que construir una serie de centros regionales de rehabilitación, prevención y atención a los jóvenes adictos y de orientación familiar y escolar. Es muy claro que disminuida que sea la demanda de drogas, automáticamente disminuiría la oferta y con ello el financiamiento del crimen.
PERO PARA vencer en esta guerra, tendríamos primero que cambiarnos a nosotros mismos y modificar los perversos hábitos que como sociedad repetimos. Laxos como nos hemos hecho, toleramos y patrocinamos la corrupción, lo ilegal, la impunidad. En ocasiones hasta festinamos a los pillos y ladrones que llamamos como simples traviesos, en nuestras pláticas de sobremesa y frente a los hijos.
PENSAMOS QUE ahí está la solución a largo plazo. Cambiemos nosotros y automáticamente cambiará y para bien, todo el país.
"Toda actividad humana transcurre dentro de la sociedad, sin que pueda nadie sustraerse a su influjo".