A Ocho días de la destitución de Humberto Moreira como presidente nacional del PRI, el dirigente de dicho partido en Coahuila lo destapa como candidato al Senado de la República.
El suceso ocurrió durante un evento del Instituto de Capacitación y Desarrollo Político del PRI coahuilense que reunió a lo más granado del priismo local, en el que Salvador Hernández Vélez lanza un buscapiés aludiendo a que Humberto no ha pedido ser considerado como candidato a Senador, pero que si lo hace tendrá el apoyo de los priistas de Coahuila.
Más que de un destape se trata de un sondeo exploratorio que realiza Hernández Vélez obedeciendo órdenes, lo que confirma la especie según la cual la nomencklatura priista a nivel nacional, desea mantener distancia de Moreira. En efecto, para los verdaderos jefes del PRI es absurdo haber sorteado la crisis que derivó de la presencia de Moreira como dirigente del tricolor, en medio del escándalo de la megadeuda que dejó como herencia en su Estado, para que enseguida el propio PRI asuma el papel de tapadera y manto de impunidad, ofreciendo a Humberto un escaño en cualquiera de las Cámaras del Congreso de la Unión con el fuero que ello implica.
Es grande el desprestigio que pesa sobre el exgobernador en el escenario nacional sin embargo, Humberto ahora desafía a su dirigencia central, porque asume que la aplanadora electoral que en Coahuila le permitió transmitir el poder a su hermano consanguíneo está intacta y sobra dinero para mantenerla en forma con vista a los comicios federales del año entrante. Por otra parte, todo indica que en las elecciones próximas continuará vigente la regla general según la cual cada gobernador priista es mano en la designación de los candidatos del tricolor al Senado y a la Cámara de Diputados emanados de su propio estado, lo que pone a Rubén en la tesitura de pronunciarse a favor de la candidatura de su hermano, para mantener vivo el principio fraternal hasta hoy infalible según el cual, "primero tú y sigo yo...".
Entre los aspirantes del PRI de Coahuila que además de Humberto pueden verse afectados por ese veto, se encuentran todos aquellos políticos coahuilenses que en forma directa se relacionen con la megadeuda, como es el caso de los diputados locales actuales que votaron en favor de su reestructuración sin antes pedir una rendición puntual de cuentas sobre el destino de los recursos, y que hoy se encuentra expuestos al lubidrio público con sus nombres y rostros circulando en Internet.
A ello corresponde la posibilidad de que bajo el impulso de Beatriz Paredes las candidaturas al Senado recaigan en priistas con trayectoria propia y fuera de control del clan Moreira, como son los casos de Heriberto Ramos Salas o Javier Guerrero, a lo que el moreirato responde impulsando a los aún alcaldes de Torreón y Saltillo, Eduardo Olmos y Jericó Abramo, que surgen como precandidatos viables a pesar de sus limitaciones en el terreno parlamentario, lo que no tiene importancia porque al fin y al cabo, el PRI necesita escaños y no mentes brillantes.
El tema de la deuda de estados y municipios es un riesgo para el PRI que toma vuelo en el plano nacional, porque ante la intransparencia y la falta de rendición de cuentas, se revela como un dispendio de los gobernadores convertidos en reyezuelos insulares, que generaron la deuda para pagar su propia ineficiencia y para financiar estructuras electorales informales a su particular servicio.
Uno de los síntomas sobre la importancia que cobra el tema del endeudamiento lo ofrece la Expo Deuda, que consiste en un foro auspiciado por la Coparmex, el Instituto Mexicano para la Competitividad y la Asociación Claridad y Transparencia Ciudadana, que en estos días reúne en la ciudad de México a diversas entidades de la sociedad civil, en el que la megadeuda contraída por Moreira mantiene a Coahuila en un primer plano, como vergonzoso ejemplo a rechazar.
