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Motívalo a crecer

Conoce las claves de la motivación y cuáles actitudes no ayudan al buen desarrollo de tu hijo

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Miriam Barker

La motivación es esencial, se puede asemejar a la locomotora de un tren, pues sin ésta el niño no avanza. Un infante con una motivación sana es un niño seguro de sí mismo, de lo que hace y con capacidad de crear posteriormente vidas sanas cuando sea el momento de formar su familia; la motivación es la herramienta que le sumamos a su costal de recursos personales para afrontar la vida.

La psicóloga Ana Lidia Saldivar Villegas, quien es terapeuta Individual, Familiar y de Pareja, comparte con Doctor en Casa datos fundamentales para que los padres motiven de la forma correcta a sus hijos.

En primer lugar la especialista señala que algunas personas creen que alabar a un niño es motivarlo, pero eso no lo es todo, la clave de la motivación recae en crearle al niño o permitirle experimentar necesidades propias que le produzcan ir a la acción de cubrirlas; la acción es entonces la motivación.

Actualmente la mayoría de los padres intentan cubrir todas las necesidades de sus hijos, sin embargo, cada vez se crea un mayor número de niños sin motivación, pues se convierten en niños pasivos pero exigentes, en lugar de activamente motivados.

Para reconocer las capacidades de los hijos, primeramente debe crearse un ambiente en el cual desarrollen lo que les gusta, lo nuevo y lo que les gustaba con anterioridad; es importante permitirle al pequeño que se caiga en sus intentos de experimentar y descubrir, con el objetivo de otorgarle la capacidad de acción y elección. La psicóloga recomienda basarse en los estudios hechos por el profesor e investigador estadounidense Howard Gardner, sobre las inteligencias múltiples. Esta teoría señala que cada persona tiene, por lo menos, ocho inteligencias o habilidades cognoscitivas: musical, cinético-corporal, lógico-matemática, lingüística, espacial, interpersonal, intrapersonal y naturista.

“Debe tenerse especial cuidado de no presionarlo demasiado, ya que el niño por lo regular manifiesta inmediatamente su desacuerdo; desgraciadamente los padres casi siempre esperan la forma verbal y en la mayoría de los casos no es así, el niño puede proyectar descontento, molestia, o retraimiento cuando suele sentirse presionado, incluso puede tender a somatizaciones físicas como dolor de estómago, de cabeza, entre otros”, advierte la psicóloga.

¿Cómo manejar los fracasos?

Una de las opciones puede ser el mostrarle a los niños que los fracasos son formas de darnos cuenta que existe una cantidad de circunstancias, en las que el ser humano no puede tener control, pero que los fracasos son una gran oportunidad de aprender el cómo no se deben realizar las cosas y cuando ello se realiza el niño crece, y al final el fracaso se vuelve un recurso de vida y no un defecto de la existencia.

Ana Lidia Saldivar asegura que un niño motivado no necesita que a todo momento lo motiven, ya que sólo requiere del reconocimiento y éste actúa como motivador, “pero si nos ubicamos en los bebés, un día para ellos son 24 horas de aprendizaje y crecimiento con una velocidad mayor en comparación a un niño”; es por ello que los adultos que los rodean caen en constantes actos de motivación, la cuestión es que el niño crece y los adultos en ocasiones siguen con este ritmo, lo bueno y lo malo es variable, lo importante es estar ‘alertas’ de la reacción de los niños. “Considero que esa es la mejor señal para juzgar hasta donde es bueno”, puntualiza la psicóloga.

Hay que tener cuidado de no caer en los halagos falsos; la acción más segura sería no realizarlos, pero al hablar de la motivación en su forma de halagos, es que los motivadores desarrollen la habilidad de percepción y alerta ante los niños, ellos son el mejor semáforo para continuar, parar o tomar un descanso, que a veces resulta muy favorecedor en la creación de las necesidades infantiles, que posteriormente crearán nuevas necesidad de actuar para lograr algo nuevo. El halago es pues una consecuencia de un acto, mientras que la acción para realizar dicho acto es la motivación.

Sobre-motivación, un grave error

Si todo el tiempo le estás diciendo que lo que hace es maravilloso (recuerda que los excesos no son buenos); si constantemente el niño es sobrevalorado por sus actos, entonces se puede crear una predisposición a que esa reacción sea por añadidura a cada acto de su vida una consecuencia. Cuando el niño sale del sistema familiar y las personas externas no reproducen la acción de ‘alabanza’ ante cada acto que él realiza, el niño puede experimentar una confusión y sensaciones de fracaso y desaliento e incluso, puede considerar que no realiza bien las cosas, y es en este momento cuando la motivación se vuelve perjudicial.

Evite las comparaciones

La terapeuta señala que cuando hay más de un hijo en casa, es muy común caer en este tipo de situaciones; para evitarlo el primer punto es saber que las comparaciones son opiniones que usan un parámetro de mayor y menor, de mejor y peor, por tal motivo siempre alguien perderá, para no tender a las comparaciones entre hermanos, se requiere enfatizar las capacidades y habilidades de cada uno de ellos como individuos, hacerlo en forma positiva y usando una descripción similar para ambos tratando de sustituir el “pero” por el “y”; Aarón es muy ágil y Alan es muy Fuerte en vez de Aarón es “Ágil”, pero Alan es muy Fuerte.

Es importante premiar; sin embargo el premio debe ubicarse como una consecuencia de un acto no un acto aislado independiente de la vida del niño, una de las formas de premiarlo adecuadamente es que la consecuencia “premio” sea proporcional al acto realizado por el niño, incluso no es recomendable premiarlo como constante ante todos los actos buenos y de vez en cuando premiarlo simplemente por la dicha de ser un niño, nuestro niño. Aquí es en donde el premio pierde la constante y se vuelve algo inesperado.

Pero ante esto, se puede caer en el riesgo del chantaje, ya que el infante puede terminar obedeciendo órdenes solo si se le da algo a cambio. Para ello la psicóloga recomienda tratar de introyectar el reconocimiento al niño para que cree seguridad y estima que la motivación sea de adentro hacia fuera y no, que el niño siempre espere un alieno “reconocimiento” y lo exija para poder realizar las cosas; es decir un “chantaje, pues se puede crear un niño dependiente con sentimientos de incapacidad y por supuesto chantajista.

Consejos para comunicarnos

La psicóloga Ana Lidia Saldivar Villegas, Terapeuta Individual, Familiar y de Pareja, comparte algunas frases que se le deben decir a un niño.

Más que halagos, lo recomendable es compartir pláticas con ellos.

Una frase es “Si lo practicas lo harás cada vez mejor”

Hay niños que son buenos para algunas cosas y otros para otras; por lo tanto hay que hablar siempre en forma positiva y sumando las capacidades.

Otra frase: “Si Juanito es buen bailarín, entonces alguien tiene que ser buen músico, porque si todos fueran buenos bailarines, entonces quien tocaría para bailar”

Terminar con una pregunta es excelente porque se otorga la capacidad al niño de ser un individuo capaz y por lo regular, los niños responden la pregunta, otorgando al pequeño una enseñanza que le introyecta, que él mejor para responder sus propias preguntas.

A los niños hay que prepararlos para la vida, capaces, seguros y motivados en lo que hacen por lo que son y por lo que hagan; así tal como ellos sean capaces de hacerlo, como individuos únicos e inigualables.

INTELIGENCIAS MÚLTIPLES

El profesor e investigador Howard Gardner ha identificado ocho tipos distintos de inteligencia:

1.- Inteligencia Lógica – matemática: la que utilizamos para resolver problemas de lógica y matemáticas. Es la inteligencia que tienen los científicos. Se corresponde con el modo de pensamiento del hemisferio lógico y con lo que nuestra cultura ha considerado siempre como la única inteligencia.

2.- Inteligencia Lingüística: la que tienen los escritores, los poetas, los buenos redactores. Utiliza ambos hemisferios.

3.- Inteligencia Espacial: consiste en formar un modelo mental del mundo en tres dimensiones, es la inteligencia que tienen los marineros, los ingenieros, los cirujanos, los escultores, los arquitectos, o los decoradores.

4.- Inteligencia Musical: es naturalmente la de los cantantes, compositores, músicos, bailarines.

5.- Inteligencia Corporal – kinestésica: es la capacidad de utilizar el propio cuerpo para realizar actividades o resolver problemas. Es la inteligencia de los deportistas, los artesanos, los cirujanos y los bailarines.

6.- Inteligencia Intrapersonal: es la que nos permite entendernos a nosotros mismos. No está asociada a ninguna actividad concreta.

7.- Inteligencia Interpersonal: la que nos permite entender a los demás, y la solemos encontrar en los buenos vendedores, políticos, profesores o terapeutas.

La inteligencia intrapersonal y la interpersonal conforman la inteligencia emocional y juntas determinan nuestra capacidad de dirigir nuestra propia vida de manera satisfactoria.

8.- Inteligencia Naturalista, la que utilizamos cuando observamos y estudiamos la naturaleza. Es la que demuestran los biólogos o los herbolarios.

Fuente: Monografía sobre la Teoría de las Inteligencias Múltiples.

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