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Muammar Al Gaddafi

GILBERTO SERNA

Creo que en la foto, última que salió en la prensa, se había alisado previamente el cabello. Lo recuerdo en las fotos tomadas en los años sesenta luciendo un pelo crespo, frondoso, enmarañado. Típico de quienes no acostumbran lavarse el pelo a diario. Se le veía joven cuando llegó al poder. Rostro enérgico. Eso era en el año de 1969. En estos días han aparecido en los periódicos fotos en que trae consigo una cuartelera con el cabello hirsuto, descendiendo en cascada desde los bordes de la gorra militar. Se le ve notoriamente envejecido, los años lo han estragado, grandes ojeras y ojillos de ratón que aún conservan rasgos de quien encabezó una revolución, para derrocar al rey Idris I de Libia. ¿Qué pasará por el magín de un hombre que ha gobernado su país durante un poco más de cuarenta años? Por lo pronto se observa que por lo que veía a su sucesión su familia directa debería sucederle en el mando por lo que había estado pensando en su hijo mayor, quien lo venía representando en eventos oficiales. Eso fue antes de los sucesos en que han sido masacrados civiles con el pretendido afán de acabar con la sublevación.

Si las cosas en Libia se siguen dando como hasta el momento, no debe dudarse que es el fin de su liderazgo. La duda no es si caerá o no, sino cuándo saldrá de Libia, ya sea por su propio pie o con los pies por delante. Para sus seguidores se trata de un líder hábil, revolucionario e idealista, sin embargo sus detractores lo consideran como un dirigente imprevisible y déspota. Nos quedamos con esta última imagen. Si las noticias que mandan las agencias que cubren la pesadilla que viven los habitantes de Libia en estos días, llega a su fin su Gobierno de 41 años. Si las notas que aparecen en los diarios dicen cosas ciertas ha cometido errores imperdonables como el de querer sofocar a sangre y fuego la evidente rebelión del pueblo. 41 años en el poder ¡puf!, exclaman los libios.

En algo se parece nuestra comarca a la ciudad de más población en Libia, cuyo nombre es Trípoli, etimológicamente el nombre procede del griego Tri polis, tres ciudades. En efecto, nosotros estamos asentados como región o comarca en tres ciudades que a la sazón resultan ser Lerdo, Gómez Palacio y Torreón; en tanto la Regio Tripolitana, "región de las tres ciudades" está constituida por Oea (hoy Trípoli), Sabratha y Leptis Magna. En tiempos pasados se quiso darle un nombre al conjunto de las tres ciudades que forman la Comarca Lagunera en un proyecto que no prosperó debido a diferencias alimentadas por en aquel entonces gobernadores que preferían sembrar cizaña, ya que no les convenía que pudiera desembocar el plan en una entidad distinta con autoridades propias y ojo: con una tesorería que recaudara los dineros que se van a Saltillo y Durango. Un rico filón que no iban a perder así como así los gobiernos estatales.

La hermandad existente a principios de la centuria pasado entre las tres ciudades fue estigmatizada, los que hacían campaña en ese sentido de libertad eufemísticamente fueron tildados de separatistas, creando un clima de rivalidad en que sólo faltó el grito de ahí vienen los casacas rojas. Regresando al tema, de por ahí cerca de Libia, la actual Mauritania, Marruecos, Argelia y Túnez, salieron los Moros que estuvieron ocupando la península Ibérica, por más de VII siglos. En la obra Otelo, el moro de Venecia de Williams Shakespeare, se utiliza a un natural de piel oscura.

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