ONU. La represión en Siria se ha intensificado el último mes.
Las naciones árabes representadas en el máximo órgano de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, para derechos humanos se unieron cautelosamente el lunes a un llamado al gobierno sirio para que termine su sangrienta campaña represiva y que coopere con una investigación internacional, un hecho que puso en evidencia el creciente aislamiento del presidente Bashar al-Assad.
Kuwait, Qatar y Arabia Saudí, como miembros del Consejo de Derechos Humanos, condenaron la violencia y emitieron advertencias genéricas para que se respete la soberanía de todas las naciones.
En diversos grados, sin embargo, estas y otras naciones clave en la región que no son miembros del consejo, como Egipto, expresaron su profundo malestar con Siria. Ese malestar parecía aumentar y apoyar la solicitud para que un equipo de derechos humanos de la ONU ingrese al país y evalúe sus acciones.
Jean Ziegler, asesor de la ONU para el consejo de 47 naciones, dijo que es probable que la solicitud para una investigación en suelo sirio sea aprobada, con el respaldo de las naciones árabes.
No quedó claro de inmediato cuánto apoyo exactamente conseguiría la propuesta finalmente.
Los diplomáticos salieron de la sesión especial el lunes por la noche sin tomar acción alguna, con lo que continuarán el martes.
Una propuesta en gran medida apoyada por Occidente busca que el Consejo condene enérgicamente el asesinato de manifestantes antigubernamentales y que se investigue sobre el terreno lo que podrían ser crímenes contra la humanidad.
Un equipo humanitario de la ONU ha entrado en Siria para visitar algunas de las principales áreas de protesta y evaluar las necesidades de ayuda, pero un equipo de alto nivel de los derechos humanos de la ONU no pudo ingresar a suelo sirio para realizar su propio informe.
La semana pasada, ese equipo recomendó que el Consejo de Seguridad lleve al gobierno sirio ante la Corte Penal Internacional para que se le procese por presuntas atrocidades.
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