Tiene problemas de audición porque cuando recibía instrucciones sobre explosivos, un petardo que estalló accidentalmente afectó en gran manera su oído izquierdo.
Su primera experiencia amarga la sorteó 15 días después de haber sido reclutado cuando fue testigo del asesinato de una menor de 14 años acusada por las FARC de ser infiltrada. "A mi amiga Tatiana le dijeron que era sapa y le dieron un tiro en la cabeza cuando estaba junto a mí", narró el pequeño y agregó que a diario los guerrilleros que no obedecen las órdenes de los cabecillas son amarrados de pies y manos a un árbol durante 8 y 10 días.
"Yo veía muchachos castigados, con lágrimas suplicaban agua y comida", dijo.
El menor fue reclutado en diciembre del año pasado por guerrilleros del frente 21 en el Sur del Tolima, que lo engañaron con el ofrecimiento de juguetes para él y sus hermanos.