Alegría. Ajenos a lo que ocurre a su alrededor, los más inocentes disfrutan su niñez.
Se fue el 2010 y el sueño de progreso no llegó para todos: los asentamientos irregulares siguieron naciendo, ante la necesidad de vivienda de familias poco favorecidas.
Así, en la ciudad aún existen cientos de casas fabricadas con materiales frágiles, en cinturones de pobreza que cada año se buscan abatir por las autoridades.
En las imágenes se muestran muchos contrastes: por un lado, la felicidad de los niños, que hacen de cualquier objeto un juguete; por el otro, la precaria condición en que habitan: sin pavimiento, carentes de algunos servicios.
La esperanza de 2010 pasó a ser para ellos la de 2011.