Doctor en Casa

No se adelgaza por arte de magia

Las dietas milagrosas pueden acabar con tu salud

No se adelgaza por arte de magia

No se adelgaza por arte de magia

Gustavo Torres

¿Quieres bajar de peso en pocos días? ¿Quieres recuperar la silueta que tenías antes del maratón Lupe-Reyes? ¿Quieres que la ropa te quede de la noche a la mañana? Para eso necesitarías una “dieta milagro”, pero a diferencia de los hechos considerados divinos, estas dietas solamente te harán daño.

Somos (y pesamos) lo que comemos

La doctora Nadia Heredia, quien tiene un diplomado en Nutrición, explica que quien tiene sobrepeso por consumir más calorías de las que el cuerpo necesita, está comiendo una dieta hipercalórica. Para contrarrestar, se recurre a una dieta hipocalórica, es decir, que implica una reducción en la ingesta de calorías. ¿Cuántas calorías menos? Hay que hacer cuentas.

“En nutrición lo que se usa es un ejercicio que se llama Recordatorio de 24 Horas”, indica. “Se le pregunta al paciente todo lo que comió el día anterior. En base a eso se hace un cálculo de las calorías que está consumiendo. Se hace también un calculo de lo que debería consumir según su edad, su peso, su talla, su actividad física. De ahí que el régimen sea personalizado. Ahora bien, no se le da un régimen con la cantidad de calorías que debería consumir, se deben reducir poco a poco las calorías para que el cuerpo se vaya acostumbrando”.

Señala que el gran problema es que hay quienes ven en alguna parte que por su edad deberían consumir, por ejemplo, mil 500 calorías, mientras que estaban acostumbrados a consumir 3 mil. Lo que consiguen es quedarse con hambre. Por estar motivados se aguantan, empiezan a bajar de peso, pero va a llegar un momento en que la persona ya no va a tolerarlo y va a comer todo lo que no ha comido en días anteriores y viene el rebote.

Además, en este proceso de reducir tan drásticamente la ingesta calórica, “va a llegar un momento en que el cuerpo se estancará. Y no le puedes bajar más calorías porque ya estarías comprometiendo la salud al ingerir menos del mínimo de lo que necesita”.

Siguiendo el mismo ejemplo, el proceso correcto sería pasar de 3 mil a un poco menos, tal vez 2 mil 800, eso sí, “con una mejor calidad de alimento. Poco a poco se reducen las calorías hasta llegar a las que le tocan, a la par de un régimen de actividad física. Así se consumen menos calorías y se van quemando con el ejercicio”.

Dietas malas

Una dieta que elimina nutrientes no es buena. “Estuvieron de moda las dietas de cero carbohidratos. Considerando que de la alimentación el 60 por ciento debería estar compuesta por carbohidratos es casi imposible que quiten más de la mitad y lo que hacen es disminuir el porcentaje. Sin embargo, lo sustituyen con proteína y con grasas, con lo cual se pierde el equilibrio”, aclara la doctora Heredia.

“Las proteínas se eliminan a través del riñón. Al saturarlo con proteínas de desecho a largo plazo vas a tener un problema renal importante”.

Continúa diciendo que en cuanto a las grasas en el mejor de los casos se aumenta la cantidad de grasas insaturadas, que son las buenas, pero al haber un exceso las sustancias de desecho pueden causar una lesión a nivel celular. Puede ocurrir también que simplemente el exceso el cuerpo no lo pueda manejar y lo acumule.

En ciertas enfermedades es posible reducir alguno de los nutrientes, pero son casos especiales, como cuando existen problemas de hipercolesterolemia fuerte y no hay respuesta a los medicamentos. Pero subraya, son casos especiales.

“Tampoco son buenas las dietas que indican sólo verduras o sólo fruta, porque el cuerpo requiere además de otros grupos de alimentos que proporcionen nutrientes que no dan ni las frutas ni las verduras. Las frutas y las verduras son buenas, pero no se puede comer solamente eso”.

La doctora nos recuerda que en el cuerpo es 70 por ciento agua, por lo que es importante en el peso total de la persona. Eliminar agua mediante diuréticos hará que el peso baje, pero a costa de estar deshidratado. “Esa tampoco es la solución”.

Cuando se sigue una dieta muy restrictiva y el cuerpo requiere calorías que no se están consumiendo, necesita tomarlas de alguna parte. Lo primero que hace el cuerpo es consumir músculo porque es rico en proteínas. Dicha proteína la convierte en glucosa para poder seguir con sus funciones. Es hasta el final que el organismo recurre a la grasa.

“Por eso con dietas restrictivas bajas de peso. Los brazos y piernas se ven más delgados pero la ropa sigue quedando igual porque no se redujo el tejido adiposo (grasa) acumulado en la cintura o en la cadera”.

La doctora Heredia detalla que es precisamente el tejido adiposo a nivel de cintura y cadera el que está directamente relacionado a enfermedades crónico-degenerativas. Así que la dieta restrictiva no ayuda.

Harry Potter no es nutriólogo

Bajar de peso no es un acto de magia. Clásico: llega la amiga recomendándote comer tal o cual cosa en ayunas por que con eso bajas rapidísimo. Sentimos informarte que eso es un error.

“Hay quien dice: si comes una toronja en la mañana quemarás calorías. No es así. Tiene vitaminas, fibra, agua… La toronja es muy buena y por su fibra te ayudará a tener buenos hábitos de evacuación, por sus vitaminas las defensas estarán bien, pero no es mágica. Si te la comes en ayunas o en la cena, sus beneficios no son otros. No va a quemar calorías por sí sola. Si comes todo el día solamente toronja claro que bajarás de peso, pero porque estarás consumiendo muchas menos calorías de las que necesitas. Bajarás rápido, pero lo recuperarás”.

Tampoco es posible que, por ejemplo, tras 20 años de malos hábitos alimenticios y con muchos kilos de más, esperemos reducir el sobrepeso en uno o dos años.

“Debe ser paciente. Debe ser constante tanto en el plan de alimentación como en la actividad física. Además, un paciente no va a estar con el nutriólogo toda la vida. Por el contrario, debe aprender a escoger sus alimentos. Una vez que se baje el sobrepeso, es necesario mantenerse”.

Y no se trata de fastidiarse la vida. La doctora aclara que sí es posible darse algún gusto de vez en cuando, pero compensando de alguna forma para no perder el equilibrio. Además, el paciente llega a acostumbrarse y aunque coma algo con muchas calorías ya no querrá raciones tan grandes como las que solía consumir.

Sube y baja

Empieza el año, empezamos la dieta. Llega febrero y los tamales del día dos nos hacen dejarla. Viene Semana Santa y para que el traje de baño se vea bien, empezamos de nuevo. En la playa comemos a más no poder. Llega junio y por asistir a una graduación reiniciamos una dieta que (adivinaron) olvidamos unas semanas después. Esto no es sano.

“Para alguien joven, de los 18 a los 30 años será fácil subir y bajar, pero el organismo se altera. Después de los 30 el metabolismo disminuye y todos los órganos entran en un periodo de envejecimiento en donde ya no responden tan fácilmente”.

¿Y las pastillas que “aceleran el metabolismo”? Mejor mira hacia otro lado.

“El metabolismo es el proceso químico que se lleva a cabo en las células del cuerpo para convertir el nutriente en energía”, dice la doctora.

“Nos han hecho creer que a mayor metabolismo no vas a engordar, cuando en realidad es convertir lo que comes en la energía que el cuerpo necesita. Un deportista de alto rendimiento necesita mucha energía, así que todo lo que consume lo transforma y por eso se mantiene delgado. Lo que se consume se va a transformar sólo en la energía que el cuerpo requiere. Así que el excedente se va a almacenar como grasa. Una sustancia, entonces, no es la solución. La única manera en que el cuerpo va a requerir que necesites más energía es haciendo ejercicio. No hay medicamento que haga que de la nada agarre lo que me estoy comiendo y lo transforme en energía. ¿En qué se va a usar esa energía si el cuerpo no la requiere?”.

A olvidar pues las “dietas milagro”. La bendición de la salud llegará sólo buscando ayuda profesional, alimentándose adecuadamente y haciendo ejercicio. No hay más.

Desconfía de:

• Alimentos mágicos.

• Pastillas que te prometen bajar muchos kilos en pocos días.

• Los artefactos que se ponen en el vientre y generan movimiento.

• Los productos que no se hacen responsables de las consecuencias de su consumo.

• Los asesores que dan una bolsita con “las pastillas de la semana”.

Confía en:

• Quien recomiende un plan de alimentación que no elimina ningún nutriente.

• Quien sí te da un plan físico.

• Quien te dice que tomes dos litros de agua.

• Quien te dice que las raciones sean más pequeñas.

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