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Nosotros, la gente

ADELA CELORIO

 E L atentado contra nuestro Siglo de Torreón no me sorprende. Como todo periódico que se respete, el nuestro denuncia la delincuencia; especialmente la de aquellos funcionarios públicos cuyo delito es mucho mayor porque para saquearnos, aprovechan la confianza y la buena fe que los ciudadanos les hemos conferido. Como defensor de la comunidad "El Siglo" cumple su labor de informar con veracidad y sin concesiones y quienes colaboramos aquí, estamos conscientes del riesgo que eso implica; pero sabemos también que la única manera de conservar nuestro territorio no es darnos por vencidos sino seguir informando y denunciando, porque ese es nuestro compromiso con la buena gente, con el ciudadano del diario que tiene el derecho de vivir y trabajar en paz.

Como decía al principio de esta nota, la noticia del atentado no me sorprende pero ensombrece mi día. Un vago consuelo es la certitud de que todo mal pasa y esto también pasará y no será en vano porque como la historia nos demuestra, han sido los momentos de mayores desgarres cuando la unidad nacional ha registrado sus mayores progresos.

Mi hipótesis es que tanta desgracia tiene que convertirnos en una sociedad herida, pero alerta y comprometida. Pero como los males nunca vienen solos, esta mañana me entero también de que Marcelo Ebrard aceptó dócilmente dejar a Andrés Manuel López Obrador como candidato de la izquierda a la Presidencia de la República. "Sería posible argumentar, que estamos en una posición muy equilibrada. Podría empecinarme en llamar a ir a las internas, a partir de diciembre. Sí, sí podría, pero cabría preguntarse ¿en dónde quedó la congruencia?" reconoció Marcelo que siempre estuvo consciente de que la prudencia y la congruencia correrían por su cuenta, ya que no es algo que se pudiera esperar de AMLO.

Yo ya intuía que iba a ser así, pero de todos modos duele. "Hay un buen candidato que es Marcelo Ebrard que contaría con la izquierda y con el centro también", expresó Carlos Fuentes en entrevista concedida hace unos meses a Radio Red. Y también en entrevista para el diario español, "El País" la incombustible maistra Gordillo declaró: "No soy Dios, he cometido muchos errores. Y sé que por mi mala fama tengo que tener cuidado al apoyar a tal o cual candidato. Que si digo que México necesita un gran pacto y que el candidato que más me gusta es Marcelo Ebrard, tal vez pueda estar perjudicando al señor".

Sin duda lo hubiera perjudicado porque ya circula en las redes sociales la consigna de retirar el voto a cualquier candidato que acepte el tóxico apoyo de la maistra. En cuanto al Señor López Obrador ¿no se ha enterado acaso de que en México existe la NO REELECCION? Ignora que al instituirse como presidente legítimo para el sexenio 2006-2012 canceló hasta la remota posibilidad de ocupar la presidencia por un nuevo período? Pero cuando las cosas van mal aún pueden empeorar, y después de tanta mala noticia faltaba aún enterarme de que arropados por Mario Marín, Arturo Montiel y Humberto Moreira sólidos pilares de las mañas y los hábitos nocivos que todos le conocemos al PRI; ahora se les une el Niño Verde y la líder inmoral del magisterio para ir todos juntitos; ¡por el país! La maistra tan abnegada como siempre, pide perdón y se arrodilla ante el partido que la expulsó en 2006, porque ella, por la educación de los niños mexicanos es capaz de cualquier cosa, ¡faltaba más!

¡Qué lujo de equipo! Como decía mi abuelo: hay veces que se junta el hambre con las ganas de comer. Lo bueno de todo este horror es que no hay nada oculto, todos son indefendibles, todos exhiben públicamente su impunidad y todos van por más. Allá nosotros si lo permitimos. Tengo fe en que se acerca el momento en que se hará realidad aquello de que: "Todos los seres humanos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos, y dotados como estamos de corazón y conciencia, debemos comportarnos fraternalmente los unos con los otros".

Nada nuevo sino la Declaración de Derechos Humanos (ese enorme salto de altura en el desarrollo de la humanidad; que está ahí desde 1948). Yo, tú, nosotros, la gente, parte medular de toda democracia y los únicos autorizados para decidir a quién otorgamos o retiramos el poder político. Cuando los dogos anunciaban a los venecianos la nominación de un nuevo magistrado les daban el siguiente consejo: Páguenle bien; pero si se equivoca, cuélguenlo". Yo no pediría tanto. Me conformaría humildemente con que los caparan para que no se sigan reproduciendo.

Felizmente creo que se acerca el momento en que los ciudadanos rescataremos el mando porque ¿existe acaso un grado político superior al de ciudadano? Habría que ver cuándo y dónde perdimos el rumbo y pasamos de patrones a lacayos sometidos y abusados. Ni modo, hay mañanas amargas, pero es bueno recordar que siempre las siguen tiempos mejores.

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