N Ubarrones, que presagian tormenta, ensombrecen el inicio del proceso electoral 2011-2012; entre los más negativos destacan los siguientes cuatro: la incapacidad de la Cámara de Diputados para designar a los tres consejeros faltantes del Consejo General del Instituto Federal Electoral; la incapacidad del propio IFE para poner un freno a las abiertas y descaradas precampañas y campañas fuera de los tiempos establecidos en la legislación; la notable presencia del Ejército para resguardar las oficinas centrales del IFE; y las evidentes y recurrentes diferencias de criterios entre el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y el IFE.
La consecuencia más negativa de tener un Consejo incompleto puede ser el que se produzca un empate en una votación en la resolución de un asunto crucial para el proceso electoral y, por lo tanto, el asunto no pueda resolverse. La legislación no contempla el voto de calidad del consejero presidente porque el número de integrantes del Consejo, con derecho a voz y voto, es impar y, por lo mismo, la posibilidad de empate ni siquiera fue considerada.
Los legisladores tampoco contemplaron (como sí lo hicieron los de muchas entidades federativas y el constituyente federal permanente, en el caso de la designación de los integrantes de los miembros de otros órganos autónomos o descentralizados) un plan de contingencia para no dejar incompleto el órgano máximo de dirección, en el caso de que los diputados no alcanzaran un acuerdo, como es el caso desde hace casi 12 meses.
El asunto se manifestó en todo su esplendor el pasado jueves 6 de octubre, cuando el PRI con el apoyo de los cuatro partidos con menor participación electoral (PVEM, PANAL, Movimiento Ciudadano -antes Convergencia- y PT) llevaron al pleno de la Cámara una terna que no alcanzó las dos terceras partes de los votos aprobatorios de los diputados presentes.
El PRI sabía que no tenía posibilidad de alcanzarlas y, como también está consciente de que son ellos los que están impidiendo dicho acuerdo al empecinarse en ser ellos quienes propongan a dos de los tres consejeros faltantes, su intención fue tratar de exhibir a panistas y perredistas como los obstaculizadores del acuerdo, cuando en realidad son ellos los que lo están haciendo. En estos momentos no es previsible un cambio de actitud de los tricolores, por lo cual casi seguramente el Consejo General del IFE organizará todo el proceso electoral sin tres de sus miembros.
En cuanto al segundo nubarrón, las precampañas de Santiago Creel, Josefina Vázquez Mota y Ernesto Cordero, en el PAN, y de Marcelo Ebrard, en el PRD, iniciaron hace algunos meses y los aspirantes, sin ningún rubor o el mínimo cuidado, se reúnen con los militantes de sus partidos políticos para solicitarles el apoyo para ser los abanderados de sus respectivos partidos en la elección del 1 de julio del 2012.
Los aspirante están realizando actos anticipados de precampaña, pues los están haciendo fuera de los tiempos previstos en la legislación electoral y con ello violan lo dispuesto en el párrafo segundo del artículo 212 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe).
Por su parte, Andrés Manuel López Obrador, en el PRD, PT y Movimiento Ciudadano, inició desde hace cinco años su segunda campañas presidencial, la diferencia con los anteriores es que él no se limita a pedir el respaldo para ser candidato de los partidos que eventualmente integrarán la coalición de izquierda, sino que él pide el respaldo para su candidatura, no su precandidatura, con lo cual el violaría el párrafo segundo del artículo 228 del Cofipe.
Los priistas Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones, son más astutos; el primero para burlar las disposiciones legales para solicitar el respaldo para su candidatura (igual que AMLO); y, el segundo, para su precandidatura (igual que los panistas y Ebrard). Los dos también se han anticipado, pero lo hacen menos burdamente para tratar de evitar las sanciones legales contempladas en el inciso "c", del párrafo primero del artículo 354 del Cofipe, que contempla incluso la negativa o cancelación del registro para participar como candidato de su partido.
Hasta el momento el IFE permanece impávido; pero en marzo, aflorarán los conflictos, pues seguramente todas las fuerzas políticas le presentarán las quejas contra sus opositores e, irremediablemente, el Consejo General del IFE tendrá que pronunciarse al respecto.
Si esto se conjuga con los dispares criterios que han mostrado hasta el momento el IFE y el Tribunal, existen los elementos para que estalle la bomba, incluso antes del inicio formal de las campañas electorales, pero además el ir y venir de las resoluciones, entre el Consejo General y el Tribunal, puede ser interminable y echarle más leña a la hoguera, pues en cada resolución, en cualquiera de las dos instancias, los ánimos se caldearán.
La presencia del Ejército para resguardar las instalaciones centrales del IFE, por primera vez en la historia, es una manifestación de los tiempos actuales, pero también un presagio de que las campañas tendrán que realizarse con medidas extremas de seguridad y, seguramente, habrá muchas regiones del país en donde ni siquiera eso será una garantía, por lo cual, los candidatos no podrán acercarse a los ciudadanos de las mismas.
Así el proceso electoral inició, el pasado viernes 7 de octubre, bajo los peores augurios; las autoridades electorales, los partidos políticos y sus candidatos, precandidatos y aspirantes son los primeros responsables de que la sangre no llegue al río, pero hasta hoy parecen ser los primeros empeñados en lo contrario.
