Quizás para muchas sociedades como la nuestra, sea necesario mantener ese nivel infantil y primitivo que se da en el tipo de educación y de información sexual que recibimos, como una estrategia que sirve para mantener a la población en general a un nivel infantil y rudimentario, mediante el cual se nos trata como niños tontos o subdesarrollados, incapaces de utilizar nuestras habilidades intelectuales para pensar, explorar y analizar, lo cual obviamente facilita a su vez la permanencia en ese estado de pasividad, ignorancia y oscurantismo. Un programa de educación semejante suele provenir de los canales escolares oficiales públicos y privados, laicos y religiosos, así como de los medios de comunicación masiva entre los cuales definitivamente, aparecen los más populares y recientes como puede ser el Internet con tantas ramificaciones y variaciones, que lo han convertido en un centro de información extraordinario para captar la atención de la población en este mundo globalizado. Además, como ya se ha mencionado, existe también toda la información y educación popular y folclórica que deriva de las creencias, las tradiciones y "las verdades" propias de cada una de las subculturas que nos conforman como sociedad y como país. Por lo mismo, nuestra educación entonces viene a ser el resultado y la conjugación de todos esos elementos tan diversos y complejos que por una variedad de razones buscan mantenernos en ese estado rudimentario y anquilosado de nuestro desarrollo intelectual y personal, que prevalece tanto como cada uno de nosotros lo soporte y lo permita.
La clave entonces radica en la exploración y la búsqueda de un conocimiento más amplio dentro de esa área tan extensa que es la sexualidad, un área que además no permanece estacionaria, sino que se mantiene en constante evolución gracias a la investigación continua sobre los muy diferentes aspectos que forman parte de la misma. Para empezar, uno de los aspectos básicos de la sexualidad que es imperativo conocer y comprender, tiene que ver con lo que significan los conceptos de ser varón o ser un hombre, y ser una hembra o ser una mujer. Se trata nada menos que de nuestra identidad que se empieza a definir en el interior del útero durante los primeros meses de gestación, para proseguir su trayecto a lo largo de la existencia de cada ser humano, para conformar así no sólo la identidad sexual, que tiene que ver más con los aspectos y las características biológicas que nos distinguen a unos y a otros, sino también con lo que se ha dado en llamar en las últimas décadas como nuestra identidad de género. El estudio del desarrollo de la identidad de género se ha convertido en nuestra época en un tema fascinante, mediante el cual podemos descubrir que dicha identidad no sólo tiene que ver con tales rasgos biológicos típicos y específicos que caracterizan a la mujer o al hombre, sino que engloba además otras características psicológicas y socioculturales que definen a cada uno de ambos géneros en muy diversos y variados estilos. Tal variedad que se da a todo lo largo y ancho de nuestro planeta, va a depender de la geografía, de la historia, de las costumbres, de los antecedentes, de la herencia, de las creencias religiosas y culturales y de tantos otros factores tan diversos que determinan lo que se designa como masculino o como femenino. Es así entonces, que de acuerdo a esa multitud de factores mencionados, se ha reconocido el hecho de que la identidad de género masculina o femenina, al igual que el concepto de masculinidad y feminidad son conceptos sumamente flexibles y variables que se llegan a modificar radicalmente de una época a otra, de una sociedad a otra o de una cultura a otra de acuerdo a factores y perspectivas múltiples, tal como se ha explorado y demostrado a través de las numerosas investigaciones comparativas de tipo antropológico en diferentes culturas alrededor del planeta, o de tantos de los llamados estudios de género que han proliferado en las últimas décadas. Los resultados de dichos estudios vienen a proveernos de información más científica y actualizada sobre esta área tan básica de la sexualidad, lo que a su vez nos muestra una perspectiva extraordinaria y mucho más amplia al respecto (Continuará).