CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
Seguramente, todos estaríamos de acuerdo que una de las decisiones más importantes en la vida, tiene que ver con la búsqueda y la elección de una pareja. Se trata de un tema tan básico, que por lo mismo tiende a estimular altos niveles de inseguridad, indecisión, dudas y consecuentemente estrés en cada individuo, lo cual dependerá naturalmente de su sensibilidad, de sus circunstancias personales, así como de los rasgos de personalidad que posea. Desde la infancia quizás, y especialmente durante la adolescencia, tanto el hombre como la mujer inician esa búsqueda de una pareja, que se traduce gradualmente en una especie de experimentación al elegir, conocer, relacionarse y probarlo con diferentes personas a lo largo de los años, a través de la amistad o del noviazgo, hasta finalmente llegar a una decisión final que implica un compromiso mayor y que puede significar el matrimonio, o simplemente el hecho de vivir juntos y de compartir sus vidas, como se ha dado con mayor frecuencia en nuestra época. Obviamente, este proceso de buscar y elegir una pareja encierra aspectos mucho más complejos y profundos de los que suponemos y que nos gustaría creer comúnmente, aspectos que residen tanto a nivel consciente como inconsciente. En tales aspectos se encuentran involucradas naturalmente muy variadas experiencias que forman parte de nuestro pasado y de nuestra historia personal de acuerdo a los lazos y vínculos afectivos a los que hemos sido expuestos desde la infancia más temprana, y desde el aprendizaje que se dio en el hogar, en el vínculo primario con la madre, con el padre, con los hermanos y con la familia en general, vínculos que se fueron modificando y evolucionando a través de los años, para finalmente influir en la elección de una pareja. Una búsqueda semejante, se viene a encadenar a su vez con una variedad de temas altamente significativos que tienden a evolucionar también de acuerdo a los diferentes estilos y modas de cada etapa de la vida o de cada época, hasta manifestarse en forma más abierta en nuestros días y convertirse entonces en factores que pueden ser bastante estresantes, e incluso llegan a representar una buena dosis de nuestras preocupaciones cotidianas a pesar del idealismo romántico que siempre las ha envuelto. Es así como podemos enumerar experiencias tan comunes y a la vez tan básicas como son el estilo y los cambios que se dan en la forma de conocerse hombres y mujeres, en la evolución del cortejo, del noviazgo, del apareamiento, de la decisión de casarse, o de simplemente vivir juntos sin todos los formalismos culturales, del grado de compromisos y expectativas presentes entre los individuos y sus respectivas familias, adornados en mayor o en menor grado con ese concepto sobre el amor, que igualmente ha evolucionado en gran escala y cuyos tradicionales rasgos románticos y apasionados de otros tiempos, no necesariamente forman parte de las relaciones humanas en el presente. Debemos tomar en cuenta que en el fondo, todos provenimos de esa relación primaria que se dio entre un hombre y una mujer, de quienes somos el producto, de manera que precisamente nuestro aprendizaje sobre las relaciones de pareja se inicia ahí con ellos en el hogar. Por lo tanto, no es del todo ilógico suponer, que dicha elección estará sumamente influida consciente o inconscientemente por aquello que vivimos y aprendimos de ellos al inicio de nuestras vidas, en donde entrarán en juego los rasgos maternos o paternos mezclados y proyectados en la persona que elegimos. Es creencia común que el hombre elige su pareja basado en la imagen y el modelo de mujer que ha encontrado en su madre, o que a su vez, la mujer elige como pareja a un hombre que posee los rasgos de la imagen y el modelo del padre que ella ha tenido. Sin embargo, la realidad es que tanto en nuestra conciencia como en el inconsciente portamos rasgos mezclados positivos o negativos de ambas figuras, o incluso de otras personas que también jugaron un papel importante en nuestras vidas, de modo que en el fondo todos estos factores influirán en nuestro "casual" encuentro con la pareja, en la forma de enamorarnos, relacionarnos y finalmente decidir el estilo en que deseamos y podemos compromet quejada con pinceladas del pasado. Naturalmente que este tema que igualmente nos produce estrés, a su vez es también fundamental como un capítulo básico en la educación sexual que debería impartirse a todos los niveles (Continuará).