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NUESTRA SALUD MENTAL

EL ESTRÉS QUE VIVIMOS

Por: Dr. Víctor Albores García

ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC)

CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA

(VIGÉSIMA NOVENA PARTE)

A través de los siglos y de las narraciones orales y escritas, discretamente o en forma más abierta, ha permanecido esa creencia universal de que el amor lo cura todo; el amor como panacea para todos los males que nos suelen acosar a los humanos. Extender tal creencia a todos los ámbitos de la Medicina, nos haría aseverar asimismo que el amor en sí es capaz de curar la diabetes, la artritis, la tuberculosis, cualquier tipo de infección, las fracturas y los traumatismos físicos, los trastornos cardíacos y circulatorios, los diversos tipos de cáncer y tantos otros padecimientos que existen en nuestra época o que siempre han existido. ¿Hasta sería posible preguntarnos sí inclusive que el amor podría curarnos a los laguneros de esa enorme variedad de enfermedades respiratorias que todos padecemos, secundaria a la terrible atmósfera contaminante que hemos respirado por años y que seguimos ingiriendo? Aún a pesar de que todavía en nuestra época gustamos de mantener esa pizca de romanticismo y ensoñación alrededor de las leyendas de príncipes que dejaron de ser sapos y bellas durmientes que despertaron para convertirse en princesas, a consecuencia de un beso y del amor que los transformó, será difícil extender tales expectativas del amor como panacea terapéutica. Y sin embargo, la desinformación que todavía existe en lo que respecta a la salud mental, nos hace pensar e incluso asegurar que el amor si puede curar las adicciones a diferentes drogas como al alcohol, nicotina, cocaína, heroína, marihuana y otras variedades, o que puede curar las depresiones, las fobias, los ataques de pánico y demás trastornos de ansiedad, de personalidad, las psicosis y tantos otros padecimientos mentales. Nuestra candidez y nuestros buenos deseos nos orillan a expectativas semejantes, a un grado tal, que como mencionaba la semana pasada, sueños así suelen romperse y explotar como burbujas de jabón conforme avanza la relación de pareja, para luego dejar esa sensación de vacío, decepción, irritación, tristeza, impotencia y hasta sentimientos de culpa al no haber sido lo suficientemente terapéutico para "curar" y salvar a la pareja, lo que a su vez aumenta los niveles de estrés en dicha relación. Tenemos que tomar en cuenta y aceptar definitivamente, que el amor es uno de los ingredientes básicos en las relaciones de pareja que ayudan al fortalecimiento del vínculo, a través de las diversas manifestaciones físicas y verbales de cariño, en las que obviamente se incluyen las capacidades personales de cada uno para intimar y lograr además una buena respuesta sexual que los una satisfactoria y placenteramente. La honestidad, la confianza mutua, el respeto, el deseo e interés común por conocerse, explorarse y ayudarse uno al otro en todos los sentidos, la apertura en la comunicación, la división y organización equilibrada y recíproca de las funciones y tareas que requiere una relación de pareja, tanto en el trabajo como en el hogar, en lo social, lo económico y lo religioso, en la relación y el equilibrio que adquieren con sus respectivas familias de origen, en la planeación y el acompañamiento que se dan para la procreación de los hijos y el seguir su desarrollo a través de los años, al igual que el propio desarrollo de ellos como pareja. Todos estos aspectos naturalmente son otros muchos de los ingredientes necesarios para el buen funcionamiento de una relación de pareja.

El amor enfocado de esta manera, como un tipo de ingrediente vital para la relación de una pareja, no va a curar ninguna enfermedad física o mental, pero si servirá como un enorme estímulo y un apoyo definitivo y necesario durante esas circunstancias críticas y estresantes, consecuencias naturales y reacciones secundarias que se presentan con cualquier tipo de enfermedad, sea de mayor o menor intensidad según cada caso. El amor entonces, no será la cura para ninguna enfermedad, pero si facilitará la unión de la pareja para mejor integrarse, luchar juntos contra tales adversidades y tomar las decisiones adecuadas que les ayuden a encontrar los métodos de tratamiento necesarios; medidas que seguramente ayudarán a disminuir los niveles de estrés durante esos períodos tan críticos, cualquiera que sea la enfermedad de que se trate (Continuará)..

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