Como parte de esa amplia variedad cultural de estilos de pareja que se presentan actualmente, y en ese intento por conocer, explorar, aprender, adaptarse y mantener el equilibrio en las relaciones interpersonales entre hombres y mujeres, encontramos igualmente otros modelos diferentes a los mencionados la semana pasada, que también son bastante comunes, y no menos importantes dentro de nuestro país.
Uno de ellos que es bastante frecuente, y que parece proliferar a todos los niveles sociales, es aquel que se da entre una mujer y su madre, cuando ambas son madres solteras y actúan como pareja para encargase de las funciones necesarias, como son el cuidado, la educación y la protección de uno o varios hijos de acuerdo a las circunstancias de cada caso.
Como sucede generalmente en estas parejas femeninas, el hombre no se encuentra presente; su ausencia es una de las características principales en la mayoría de estos casos desde el inicio de la relación, cuando debido a múltiples razones, su rol principal se limitó a la fecundación, para luego retirarse sin tomar las funciones o la responsabilidad que le correspondían como esposo o como padre, ya sea en su relación con la madre o con la criatura. Se trata de patrones familiares y sociales muy comunes en nuestro país, y quizás también en otras sociedades latinoamericanas; patrones aprendidos y heredados que suelen repetirse una y otra vez a lo largo de varias generaciones en múltiples familias de diferentes niveles socioeconómicos.
Es así como la relación de pareja que se inicia entre una mujer y un hombre, ya sea a lo largo de su noviazgo, o en ocasiones aún sin estar comprometidos ni casados, tiende a intensificarse al grado de culminar en un embarazo "accidental", prematuro y no planeado naturalmente, dentro de una relación que no ha funcionado en forma adecuada, y que termina abruptamente en muchos de los casos.
Dicha terminación puede ocurrir en diferentes momentos de la relación, ya sea como parte de la reacción inicial de sorpresa y de impacto frente a la noticia del embarazo, o igualmente durante el embarazo mismo, al momento del parto o en los meses posteriores al nacimiento del o la bebé; momentos en los que el hombre suele desaparecer.
Consecuentemente, la mujer permanece en esa condición como una madre soltera, para formar pareja entonces con su propia madre, que en muchos de estos casos, también ella ha vivido una experiencia semejante.
Sin embargo, esta madre soltera puede asimismo formar pareja con su madre y con su padre juntos, con alguna hermana o hermano, con quienes ha mantenido un vínculo especial e importante, o igualmente con la abuela, los abuelos, alguna tía o tío, o con cualquier otro familiar que ha jugado un rol básico como figura parental durante su desarrollo.
Aunque este tipo de experiencia sucede con mayor frecuencia en el caso de adolescentes o de adultos jóvenes, lo mismo acontece en mujeres de mayor edad, sea por diferentes razones de tipo personal emocional, o cuando igualmente la dinámica familiar juega un papel fundamental, de acuerdo a los conflictos, las carencias y las necesidades del grupo, lo mismo conscientes que inconscientes.
Un modelo de parejas semejante no sólo existe en el caso de las madres solteras, sino también en aquellos casos con experiencias de separación, divorcio o abandono en general, ya sea por rechazo del hombre, de la mujer o de ambos en su interacción como pareja, secundario a los conflictos que suelen presentar y que les es difícil resolver o superar. En tales experiencias, es común que ambos busquen refugio y apoyo en su familia, aunque sucede principalmente en el caso de la mujer, desarrollando así este modelo de parejas con vínculos muy característicos.
Es obvio entonces que en este estilo de pareja que se da entre la mujer y alguno de los miembros de la familia mencionados, también se presentarán diferentes niveles de estrés, de intensidad que puede variar de acuerdo a las características, los conflictos, la dinámica, la sensibilidad, el criterio, las normas sociales, morales y religiosas de cada familia, así como a sus diversas necesidades y expectativas.
(Continuará)