Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

NUESTRA SALUD MENTAL

Dr. Víctor Albores García

EL ESTRÉS QUE VIVIMOS.

Contamos entonces con una enorme variedad de tales fábricas de sueños, espejismos y esperanzas en las que se diseñan magistralmente esa interminable variedad de modelos de hombres, mujeres, parejas y familias, entre los cuales tenemos múltiples opciones para escoger a través de guiones, ensayos y múltiples grabaciones que nos orientan y educan sobre como saludar y comunicarnos entre nosotros con o sin sonrisas, sobre cómo expresar o no el placer, el afecto, el enojo, la frustración y la impotencia tan de moda en estos días, así como las demás emociones; sobre cómo mentir, prometer, traicionar, engañar, robar, manipular, violar, defraudar, controlar y hasta cometer uno que otro crimen, e inclusive salir airosos en el intento.

O también, sobre cómo cortejar y enamorarse, casarse o vivir juntos sin importar el género, tener o no relaciones sexuales o hacer el amor en estilos cada vez más explícitos y educativos; sobre cómo tener o no tener hijos, abortarlos, criarlos, o abandonarlos, cómo separarse y divorciarse; cómo luchar para conseguir empleo en épocas tan arduas, para luego trabajar bajo el peso de las deudas y las carteras vencidas, o cómo ganar dinero al estilo exprés, y hasta robar o defraudar lícitamente, acciones también de moda en nuestros días.

Gracias a esos paquetes educativos, se pueden aprender asimismo en forma contrastante los múltiples estilos para convertirse en empresarios millonarios de portada, en políticos inmunes fosilizados, en líderes y lideresas sindicales como expertos e impunes escaladores de cabezas; al igual que aparecer como mucamas de origen muy humilde, pero graciosas, honradas y de muy buen ver, que sin necesidad de encontrar una hada madrina sean capaces de localizar y besar al sapo más reciente del Melate para finalmente convertirse en princesas.

Es así, como desde las oscuras profundidades de estas fábricas de sueños y esperanzas, espejos de nuestras propias necesidades y carencias sociales y culturales surgen uno tras otro, esa ilimitada variedad de modelos de hombres, mujeres, parejas y familias que nos abruman, nos marean, nos seducen, nos encantan, nos hipnotizan y nos confunden a la vez, para finalmente convertirse en los modelos que tenemos a la mano para escoger e identificarnos, y que por lo tanto, implican una enorme influencia en nuestro diario vivir, mucho mayor de lo que siquiera sospechamos.

Paulatinamente, los observamos y nos sensibilizamos a ellos, para luego ingerirlos, aspirarlos, beberlos, digerirlos y alimentarnos de ellos, a través de sus imágenes, de sus órdenes, recomendaciones y mensajes explícitos o implícitos que disfrazan manipulaciones y distorsiones, con expectativas y metas regidas por un sistema de valores de doble moral, bastante confuso y contradictorio, que naturalmente también deja su huella en el cotidiano desarrollo lo mismo de niños, adolescentes, adultos o ancianos.

En ese deambular cotidiano, confrontamos entonces los orígenes de nuestros modelos educativos familiares frente a la fuerza y al impacto de paquetes educativos de tal envergadura mercadotécnica que nos dominan, nos controlan, nos manipulan y nos mueven en la dirección preconcebida, aunque en realidad ni siquiera sabemos hacia dónde nos estamos dirigiendo.

En esa forma, la identidad parece diluirse y perderse para convertirse en individuos circulantes un tanto mecanizados que funcionan como una especie de postes publicitarios gratuitos, que se integran a otros productos de consumo para servir de anuncio lo mismo a productos lácteos que a bebidas alcohólicas, almacenes de servicio, bares, hoteles, antros, y a toda esa variedad de múltiples productos de consumo que alimentan y adornan nuestra existencia.

Y es ahí cuando nos podríamos preguntar, el cómo entonces podemos descubrir nuestra identidad, qué tipo de modelos escogemos y con cuáles nos identificamos, si creemos acaso que existe un cierto orden en esta voluptuosa, contaminante, caótica y abrumadora telaraña de información proporcionada por los medios. ¿Y hasta qué grado esta burbuja colorida y apetitosa de consumo favorece nuestra armonía y tranquilidad como seres humanos, o si es que por el contrario, nos confunde, nos atonta, nos desconcierta, e inclusive hasta llega a bloquear nuestra capacidad de raciocinio y de actuación, al provocarnos intensos niveles de ansiedad y de estrés que ni siquiera somos capaces de detectar conscientemente?

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 649826

elsiglo.mx