EL ESTRÉS QUE VIVIMOS
Aunque parezca paradójico, la historia nos enseña el como los seres humanos podemos ser sumamente creativos, y a la vez, somos capaces de destruir igualmente todo aquello que hemos creado aún a pesar de tanto esfuerzo y dedicación. Lo mismo llega a suceder con las personas que amamos por muy cerca que se encuentren de nosotros, y en un momento dado, podemos ser capaces asimismo de destruirnos a nosotros mismos y terminar en esa forma con nuestra existencia. Dentro de esta área profesional enfocada precisamente a la salud mental, nos interesa sobre todo investigar, descubrir y conocer qué clase de motivaciones y mecanismos empujan a los seres humanos en tal dirección, qué tipo de impulsos o de compulsiones afloran desde nuestro inconsciente para hacerse conscientes y llevarnos a la destrucción por el hecho de la destrucción por sí misma, sin lógica aparente, ni razonamientos o justificaciones que la expliquen; simplemente destruir por destruir, para terminar autodestruyéndonos en el intento.
Me pregunto si es ese el proceso en que estamos cayendo en México en el presente, sobre todo en estos últimos años, en que la rapidez del mismo se ha intensificado en lo que pareciera una carrera armamentista por medio de la cual urge destruir el orden y la disciplina que de por sí tan precariamente hemos logrado obtener, destruir y bombardear los núcleos básicos de las relaciones familiares y sociales, detener y boicotear especialmente el crecimiento y la maduración de los niños, adolescentes y jóvenes, destruir la tranquilidad que en ciertos momentos pudimos haber disfrutado anteriormente, saquear y terminar de un tajo con las instituciones públicas y privadas, destruir nuestros recursos y fuentes de nutrición tanto en lo físico como en los psicológico, sabotear el proceso total de nuestro desarrollo como sociedad y como nación, destruir y desperdiciar la salud y las vidas de tantos seres humanos que han sido y siguen siendo sacrificados injusta e inútilmente. ¿Qué tipo de carencias, intereses, necesidades, impulsos, compulsiones, delirios o rasgos sádicos y masoquistas se encuentran presentes paralelamente en la estructura de nuestra personalidad como población y como mexicanos, para que en una acción tan contradictoria busquemos destruir nuestro hogar y terminar con las bellezas y los recursos del país que hemos creado y heredado, del que nos nutrimos y al que pertenecemos y habitamos?, ¿Qué clase de "locura" se ha apoderado de nosotros como individuos y como sociedad para actuar en una forma tan absolutamente exterminadora y negativa? ¿Acaso no es éste un proceso colectivo mutilador y destructivo que arrastramos nosotros mismos, y que parece acercarse cada vez más a los confines de la autodestrucción y del suicidio?
En Psiquiatría, encontramos con cierta frecuencia procesos semejantes a nivel individual, de sujetos de diferentes edades, lo mismo niños, adolescentes o adultos, sin importar género, educación o nivel socioeconómico, que buscan asimismo mutilarse y autodestruirse, y que inclusive y desgraciadamente llegan a lograrlo en tantas ocasiones. Cuando tales individuos buscan la ayuda profesional, existen métodos para examinarlos clínicamente, valorarlos y ayudarlos de acuerdo al tipo de padecimiento emocional que presenten y a las raíces y los orígenes del mismo, con miras a evitar ese proceso de automutilación y autodestrucción, y naturalmente con el objetivo de lograr su recuperación y su regreso a un equilibrio emocional. Pero ahí, estamos hablando de individuos a nivel personal o acompañados por su familia. Pero qué sucede cuando no se trata de un solo individuo que llega a la consulta, sino cuando nos enfrentamos al fenómeno masivo de una sociedad entera que tiende a deteriorarse y desintegrarse día con día, en un proceso semejante de mutilación y de autodestrucción, sin que sepamos o podamos comprender a ciencia cierta las raíces profundas de tal comportamiento, ni cuales cuáles serán las consecuencias, y hasta qué límites llegará durante su curso (Continuará).