ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC)
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
(DÉCIMA SEXTA PARTE)
Una de las conclusiones importantes a las que podemos llegar en lo que respecta a este tema sobre la educación sexual en nuestro tiempo, es que definitivamente, ha sido un tema sumamente descuidado en el proceso de nuestra educación a través de las generaciones hasta llegar al presente, cuando todavía persiste un porcentaje muy alto de ignorancia, distorsión y desinformación, lo que obviamente trae consecuencias como las que se mencionaron la semana pasada. Tales niveles de oscurantismo y represión, al igual que esas tendencias a esconder, secretear y prohibir, nos mantienen todavía en un nivel de conocimientos que podríamos catalogar como de primitivo o infantil, sin que nosotros mismos nos hayamos dado permiso para explorar e investigar más a fondo un tema tan esencial como éste. Una gran mayoría de mexicanos mantienen esa tendencia a permanecer estancados en las tinieblas de sus "cuartos oscuros", lo que aparentemente se prefiere, ya sea por comodidad, por hábito o por el miedo que nos provocan los cambios y las nuevas experiencias y conocimientos, en lugar de prender la luz y buscar información más real y actualizada, que nos desarrollarnos a otros niveles más maduros y adultos de educación. Podríamos decir definitivamente que la educación sexual no es solamente un objetivo esencial para llevar a las escuelas primarias y secundarias, en lo que respecta a los niños y adolescentes, sino que me parece todavía más urgente el llevarlo a todos los adultos, a estas generaciones de hombres y de mujeres que hemos soportado o siguen soportando callada y secretamente tales niveles de ignorancia y distorsiones, sin rebelarse y sin atreverse a romper ese silencio para buscar otras verdades. Podemos pensar cándida y erróneamente que la solución reside en lavarnos las manos, y dejar que sean las escuelas u otras instituciones las que se encarguen de llevar tal educación a nuestros hijos, y evitar nosotros el cargar con dicha responsabilidad. Ello representa en el fondo, una forma más de meter la cabeza en la arena, de volver a encerrarnos en nuestros "cuartos oscuros" para abrigarnos en esa usual ignorancia que desgraciadamente, y quizás sin que nos demos cuenta, ni lo sepamos, nos mantiene en un estado de ansiedad constante, consciente o inconscientemente, al estar sentados en una bomba de tiempo que tarde o temprano tiene que estallar. Creo firmemente que este tema representa en nuestras vidas un factor de estrés mucho más importante de lo que nos gustaría creer, aunque lo vivamos silenciosamente y sin hacernos conscientes del mismo.
Estamos equivocados cuando pensamos que la sexualidad se limita exclusivamente al coito, porque eso es lo que leemos en periódicos y revistas, lo que se nos muestra en forma más abierta o más discreta en películas, telenovelas, noticieros de nota roja, o en reportajes, o inclusive lo que tiende a explotarse en el bastante popular campo de la pornografía. El coito o acto sexual en sí mismo se ha convertido a la vez en el foco de la curiosidad y explotación, así como el tema común de tantas de las conversaciones que se dan desde muy temprano en la infancia, en niños y niñas más despiertos como son la mayoría de ellos en nuestra época, en los forcejeos y los avances de muchachos y muchachas durante su adolescencia, o entre los susurros, los chismes, los albures y las habladurías de los hombres y las mujeres adultos. Y sin embargo, la sexualidad va mucho más allá del coito, porque se trata de un área sumamente extensa, delicada y compleja que tiene que ver con muchos otros aspectos de nuestras vidas, de nuestros orígenes, de nuestra genética, de nuestra anatomía y fisiología, de nuestra química y de nuestra endocrinología, de la historia y de la geografía de nuestro ambiente y por lo mismo, de las sociedades y de las culturas a las que pertenecemos, ya sea en el presente o históricamente a través de los siglos. Por lo mismo, resumir y limitar la sexualidad humana exclusivamente al coito nos habla de una visión sumamente restringida, en la que sólo se está tratando de prevenirlo, sea por motivos morales o religiosos, o sea por las consecuencias que trae consigo en términos del embarazo o de las enfermedades por transmisión sexual, lo cual no deja de ser importante, pero es una visión incompleta, puesto que no toma en cuenta toda la extensión del tema (Continuará).
LOS MEJORES DESEOS PARA TODOS EN ESTE NUEVO AÑO QUE COMIENZA