Gran revuelo causó un desplegado suscrito por intelectuales y políticos, en el que proponen buscar nuevas formas de gobernabilidad, específicamente en el punto relativo a los gobiernos de coalición.
Sin embargo, por alguna razón que no alcanzo a entender, se produjo una confusión entre las alianzas electorales y los gobiernos de coalición, cuando son dos cosas muy distintas.
Las alianzas tienden simplemente a la consecución de un determinado cargo público de carácter electoral y las coaliciones de gobierno tienen por objeto que dos o más partidos distintos o corrientes ideológicas gobiernen juntos.
Alianzas electorales ha habido muchas en México, pero no gobierno de coalición. De hecho cuando un determinado partido llega al poder gobierna solo, es decir con puros correligionarios y son raros los funcionarios públicos que no pertenecen al partido triunfador.
En el fondo de esta discusión subyace el hecho de que la ciudadanía ha experimentado en los últimos sexenios diversas formas de integrar las instancias de gobierno y ninguna le ha dado el resultado que ella esperaba.
La mayor decepción se presentó en 2000 cuando el voto ciudadano se inclinó por un cambio radical, cambio que nunca llegó y ese sexenio se nos fue en puros pleitos estériles.
En la elección presidencial siguiente, el pueblo decidió dar una segunda oportunidad que se convirtió en una decepción aún mayor, porque el actual gobierno federal no sólo ha afectado los bolsillos de los que menos tienen, sino que también los ha afectado en su integridad, seguridad personal y paz social.
Tenemos que aceptar que el actual modelo está agotado y que ya no se puede gobernar en solitario, así como, que lo que se va a compartir es la responsabilidad frente al pueblo y no el poder en sí.
Si la gente vota por un determinado candidato, es porque le convence su programa y su eventual estilo de gobernar le agrada, así como su ideología. Pero eso no excluye que se busque y se coloque en los cargos públicos de primer nivel a los mejores hombres y mujeres de México, con independencia del partido al que pertenezcan.
Muchos de estos hombres y mujeres no militan en ningún partido, pero conocen bien las funciones públicas y pueden aportar mucho al país.
Ya nos hemos equivocado con los modelos actuales, ¿por qué no experimentar con otros y ver si ahora sí acertamos?
No nos puede ir peor de como ya nos ha ido y a lo mejor en ese ensayo y error acertamos a descubrir un nuevo modelo que nos haga avanzar con seguridad y paz social.
Es urgente encontrar nuevas formas de gobernar que permitan el que se le dé a la gente respuestas efectivas. Ya basta de falsas ilusiones y promesas incumplidas, que no son más que engaños electorales.
Es posible que un solo partido o varios en alianza logren ganar una elección, pero estarían perdiendo de vista el objetivo principal que es el de devolverle a la gente seguridad y bienestar social si no se traduce en un gobierno de coalición.
Vamos buscando ese esquema e impulsando las reformas legales que lo hagan posible, no vaya a ser que por querernos aferrar al poder omnímodo lo volvamos a perder todo.
Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de Su mano".
