Ochoa empieza a ganarse respeto

Lisandro López no prestó atención al adversario que le solicitaba intercambiar camisetas. Frustrado, molesto, cansado, el goleador argentino necesitaba felicitar al hombre que estuvo a una jugada de darle al Ajaccio su primera victoria en el estadio Gerland.

"Muy bien jugado", dijo el sudamericano, antes de darle un sincero abrazo a Guillermo Ochoa, cuyas atajadas, combinadas con una pizca de suerte, permitieron al club corso sacar la igualada (1-1).

Destacada actuación del meta mexicano, quien se erigió como líder moral y futbolístico de un plantel limitado, para el que la unidad supo a victoria.

La anotación de Frédéric Sammaritano (59') sorprendió hasta a Olivier Pantaloni. El estratega del Ajaccio, confinado a la tribuna por una suspensión que arrastra desde la campaña anterior, aplaudió efusivamente el veloz contragolpe encabezado por el congoleño Christian Kinkela.

Severo mazazo para el coloso francés Olympique de Lyon, que había dominado el cotejo.

Lo hizo gracias al mayor talento de sus futbolistas, quienes envolvieron al tímido rival con servicios de primera intención y desbordes por las bandas. Antes de que se cumpliera el primer cuarto de hora en el juego, Ochoa ya había realizado un par de excepcionales atajadas, además de que el esférico cimbró el poste izquierdo de su portería, un par de veces.

Agobiado, el tapatío reprendió a los defensas en innumerables ocasiones. Esfuerzo estéril. López y Bafétimbi Gomis se plantaron ante él, cada que quisieron, pero el seleccionado mexicano casi siempre respondió. Cuando no fue así, los palos le salvaron.

"Su portero tuvo un gran partido", reconoció el volante brasileño del Olympique de Lyon, Michel Bastos.