Felícitas Gurrola, de 85 años, no era la típica traficante de inmigrantes, y su organización, que incluía a cerca de 80 personas, la mayoría mujeres, sobrevivió por décadas utilizando métodos tradicionales en un negocio ilegal que cada vez es más violento.
Por cerca de 40 años, la llamada "Señora Fey", transportó mensualmente a cerca de 80 personas a las que cobraba 3 mil 500 dólares desde el cruce de San Ysidro, el más transitado del mundo, hasta Los Ángeles, de lo que se declaró culpable el viernes pasado.
El abogado de Gurrola, Thomas Matthews, dijo ayer que los términos de su acuerdo con las autoridades indican que la fiscalía federal no pedirá una sentencia superior a los tres años y un mes en prisión.
Gurrola, que será sentenciada en una corte federal de San Diego el próximo 9 de noviembre, había recibido ya una condena por tráfico de inmigrantes en 1982, cuando huyó a México, aunque posteriormente logró regresar a EU.
El caso actual comenzó a ser investigado en 1982, de acuerdo con documentos de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) , incluyendo una interceptación de comunicaciones en su domicilio de Chula Vista, vecindario ubicado al sur de San Diego (EU) .
Matthews declaró que durante sus cuatro décadas como traficante Gurrola nunca lastimó o maltrató a ninguno de sus clientes.
"Si vale de algo decirlo, ella cruzaba a los inmigrantes sin descuidar su seguridad. No los hacinaba en cajuelas o compartimentos en automóviles. Cada persona tenía un guardián que los cuidaba.