El poeta dio que no les desea el mal, pero deben vivir la pena que les corresponde por sus crímenes.
El poeta Javier Sicilia afirmó hoy que desea reunirse con los sicarios que asesinaron a su hijo, Juan Francisco, para "tratar de llevarlos a la conciencia de lo que han hecho" y que el dolor "pueda redimirlos".
En entrevista radiofónica, el escritor dijo que la captura ayer de Julio de Jesús Radilla, alias "El Negro", líder del cartel del Pacífico Sur en el central estado de Morelos, y dos de sus cómplices "es una demostración de que cuando la policía quiere hacer las cosas, las puede hacer bien y cumplir con el trabajo por el que la ciudadanía les paga".
"Acaban de demostrar que lo pueden hacer. Hay que hacerlo con cada uno de los casos", demandó, sin embargo, el poeta, quien encabeza un movimiento civil contra la violencia y la impunidad en México que el mes próximo realizará su segunda marcha de Cuernavaca, en el centro del país, a Ciudad Juárez, en el norte.
Sicilia instó, además, a las autoridades mexicanas a seguir actuando con "verdadero profesionalismo" como en el caso de su hijo y de las otras seis personas asesinadas en Temixco, Morelos, el pasado 27 de marzo, con el resto de las víctimas de la violencia.
Asimismo, habló de su deseo de ver cara a cara a los asesinos, algo que no es habitual en México, salvo en algunos casos de juicios orales.
"Yo quisiera hablar de cosas que para mí son muy importantes, que es el perdón y el encararlos con su propia miseria en el sentido de que el tema del perdón es un tema complejo, profundo", señaló este escritor, que se declara católico y simpatiza con la filosofía de la no violencia.
Sicilia considera que el perdón, en cualquiera de sus formas, es "una gracia, algo gratuito que nace de la caridad", y quiere perdonar a los asesinos de su hijo.
"Yo no creo en la caridad sin la justicia, ni perdón sin la justicia. Van de la mano, pero la justicia tiene que ser la reparación en sus corazones porque a nosotros no nos pueden reparar la vida de nuestros hijos aquí", señaló.
Dijo que los seis sicarios implicados en los siete asesinatos "aún tienen una posibilidad de salvarse", pero "justamente viviendo su pena, la que les corresponde por estos crímenes como una forma de dolor de corazón, de expiación, de conciencia de culpa, que les sirva pedir un perdón verdaderamente sincero y un cambio de vida."
El poeta confió en que un hipotético encuentro con ellos permita también enviar el mensaje "a sus jefes, que están afuera todavía, que nos dejen vivir en paz, que no se metan con los ciudadanos, con la gente de bien".
"Estamos hasta la madre de la violencia y de perder a nuestros seres queridos. ¿No tienen un gramo de humanidad que creo que todavía debe de haber en estos seres? Porque si no, están ya en lo demoníaco, en el infierno, y su horror los va a fijar allí para siempre", añadió.
"Yo no le deseo el mal a nadie, aunque sean los que asesinaron a mi hijo", concluyó.