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Oler y oír de más

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Oler y oír de más

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Fabiola Pérez-Canedo H.

¿Alguna vez lo han acusado de ‘oler de más’ o de oír exageradamente? Tal vez usted mismo nota que sus sentidos del olfato y del oído son más sensibles que los de otras personas. Si es así, este artículo puede serle de gran interés.

Hay personas que entran a determinado lugar y enseguida detectan aromas que otros no perciben; muchas veces se trata de olores desagradables como una cañería abierta o un montón de basura... que ni siquiera se encuentran en la misma habitación. De la misma forma, hay quienes tienen la habilidad de distinguir sonidos casi inaudibles para otros, desde la música que tiene puesta el vecino -aun a bajo volumen- hasta el ruido de una puerta que se abre, el goteo de una llave lejana o los ronquidos procedentes de una recámara en otro piso. Para algunos individuos lo anterior pudiera representar una ventaja, mientras que para otros resulta una molestia.

La agudeza auricular y la olfatoria se definen como la cualidad que posee el ser humano de percibir y discriminar los sonidos y los olores, respectivamente. La mayoría de la gente tiene una función normal de estas habilidades; pero si se presenta alguna patología los niveles auditivos y de olfacción pueden verse reducidos. En el lado opuesto se encuentran aquellos sujetos que poseen una penetración de oído u olfato superior al promedio. Esta hipersensibilidad se da por factores genéticos, y su permanencia o conservación depende de que las capacidades de la persona no sean deterioradas por algún elemento externo.

Un importante número de individuos con oído y olfato ‘exagerados’ suelen aprovechar dicha circunstancia. El Médico Otorrinolaringólogo Indalecio de la Peña señala que a menudo los grandes músicos poseen una facultad superior en su oído y que nacieron con esa predisposición genética. En el caso del olfato, puede observarse que con frecuencia los catadores de vinos provienen de familias en donde varios de los miembros tienen una sensibilidad especial.

Igualmente hay quienes cultivan su manera de escuchar de tal modo que se vuelven capaces de percibir y captar toda clase de sonidos. También es posible desarrollar más el olfato, “todo va a depender del estado en que se encuentre la mucosa pituitaria; si las estructuras, el tabique y su fisiología son normales, las personas captan perfectamente bien todos los olores”, explica De la Peña.

¿ES UNA DESVENTAJA?

Es poco usual que quienes poseen agudeza auditiva u olfatoria deseen no tenerla, sobre todo si han pasado toda su vida con esta capacidad y ven en ella una ventaja, ya que les permite advertir olores y sonidos antes que los demás -aunque en ocasiones puede resultar incómodo.

Sin embargo, tratándose del oído hay gente que no tiene esa sensibilidad de nacimiento, sino que la manifiesta luego de alguna exposición dañina del oído, a cuya consecuencia el nervio auditivo quedó sensible. Es en esas situaciones cuando las personas se quejan de molestias y deben acudir al médico para buscar una solución.

Para aquellos que tienen una penetración extraordinaria de olfato u oído, el Otorrinolaringólogo De la Peña hace algunas recomendaciones. En cuanto a la sensibilidad auricular, lo mejor es abstenerse de acudir con asiduidad a bares o sitios en donde la música sea muy alta, evitar actividades como el tiro al blanco (por el fuerte ruido de las detonaciones) o en su caso, protegerse muy bien los oídos con tapones especiales.

A quienes se caracterizan por una mayor agudeza olfatoria, se les sugiere tener mayor precaución ante posibles alergias y procesos inflamatorios, pues esta clase de padecimientos suele perjudicarles en gran medida.

SENTIDOS A LA BAJA

Más que preocuparnos por oír u oler de más, es fundamental que tomemos medidas para que nuestros sentidos no se vean mermados.

Los seres humanos podemos escuchar sonidos que van de 125 ciclos, los más graves, hasta 8,000 ciclos, siendo éstos los más agudos. Si se aumenta mucho la intensidad del sonido, la gente puede subir de ocho a 12 ó 13 mil ciclos. Pero con ello, la facultad auricular puede verse reducida. “Los empleados de las fábricas, por ejemplo, están sujetos a mucho ruido y sufren desgaste y degeneración del nervio auditivo, de modo que perderán paulatinamente su capacidad de oír, mientras que alguien que no se expone así no tendrá traumas acústicos”, indica el especialista.

Otros problemas que pueden derivar en una merma de la audición son enfermedades infecciosas o el uso constante de audífonos. También puede haber lesiones ocasionadas por golpes, jalones de oreja, introducción de algún objeto al oído, falta de higiene, o bien por padecer males respiratorios muy a menudo.

Asimismo existe un trastorno denominado hiposmia, que provoca una disminución en la percepción de los olores; mientras que quienes no pueden oler nada sufren anosmia. Esta clase de afecciones suele relacionarse con procesos infecciosos o con la exposición prolongada a sustancias químicas dañinas.

A CUIDARSE

Poseer un oído o un olfato más sensibles al promedio de la gente no es en sí mismo un motivo de preocupación, a menos que tal agudeza se presente repentinamente, como consecuencia de alguna enfermedad, y/o que esté siendo causante de dificultades en el desempeño de las actividades cotidianas. Si es su caso, no dude en acudir a revisión médica, para que un especialista le ayude a determinar qué medidas es preciso tomar.

Correo-e: fperez@elsiglodetorreon.com.mx

Fuente: Médico Otorrinolaringólogo Indalecio de la Peña.

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