Expertos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en derechos humanos urgieron hoy a poner fin al uso excesivo de la fuerza contra manifestantes en Túnez, donde el gobierno fue disuelto y el presidente Zine al Abidine Ben Alí abandonó el país.
El relator especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, Christof Heyns, advirtió que 'el asesinato de civiles inocentes es una clara violación de la ley internacional y es totalmente inaceptable en cualquier sociedad'.
'Se debe poner alto al uso excesivo de la fuerza' afirmó el experto, en alusión a los muertos en las manifestaciones del pasado fin de semana en Túnez, donde habrían fallecido 21 personas, aunque organismos humanitarios estiman que la cifra sería mucho mayor.
'Estamos consternados por el uso excesivo de la fuerza a pesar de de que la naturaleza de las manifestaciones ha sido eminentemente pacífica', apuntó Heyns.
La población de Túnez ha salido a protestar desde diciembre pasado contra el desempleo, el alza de los precios en los alimentos básicos, la corrupción y las restricciones a derechos como la libertad de expresión.
Por su parte, el presidente-relator del Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de la ONU, El Hadji Malick Sow, exigió 'el cese inmediato de todas las detenciones arbitrarias'.
Los expertos expresaron su preocupación porque 'los periodistas, blogueros, activistas políticos y defensores de los derechos humanos que han denunciado violaciones y han defendido la falta de libertad de expresión, han sido objeto de detenciones masivas, intimidación y tortura'.
'Deploro las medidas adoptadas por las autoridades tunecinas para limitar la cobertura mediática de las protestas', afirmó el relator especial sobre la libertad de opinión y de expresión, Frank La Rue, quien denunció interferencias a la Agencia Tunecina de Noticias.
Las declaraciones de los expertos de la ONU se producen mientras en Túnez el presidente Ben Alí delegó el poder en el primer ministro y abandonó el país ante la imposibilidad de frenar las protestas.
Antes de que Ben Alí dejara el país, decretó el 'estado de emergencia', que prohíbe toda reunión pública y autoriza a la policía a disparar contra cualquier sospechoso que no obedezca sus órdenes.