Un tribunal de las Naciones Unidas presentó el lunes la primera acusación en el caso del asesinato en el 2005 del ex primer ministro libanés Rafik Hariri, al comenzar un proceso que diversos sectores temen pueda suscitar un derramamiento de sangre en el país.
El tribunal dijo que su fiscal presentó la acusación, aunque se mantendrán en reserva los nombres de los sospechosos y los cargos presentados contra ellos durante las semanas que el juez belga Daniel Fransen tarde en decidir si existen méritos suficientes para enjuiciarlos.
Hariri y otras 22 personas murieron a causa del estallido de un camión cargado de explosivos el 14 de febrero del 2005 en la costa mediterránea de Beirut.
El Tribunal Internacional confirmó la presentación de la demanda en sus oficinas centrales en La Haya, Holanda, en el más reciente giro de una crisis política que tiende a profundizarse en Líbano, donde el movimiento islamista Jezbolá derrocó la semana pasada al gobierno que encabezaba el hijo de Hariri, Saad, el cual tenía el apoyo de Occidente.
Es previsible que el tribunal acuse a integrantes del Jezbolá de haber participado en el asesinato del ex primer ministro, circunstancia que el grupo armado chií afirma no está dispuesto a aceptar.
Jezbolá, que recibe recursos de Irán y Siria, rechaza su implicación en el asesinato y asegura que el tribunal, establecido por los estados miembros de la ONU y Líbano, constituye una conjura de Israel y Estados Unidos.
El presidente estadounidense Barack Obama dijo que la formulación de cargos era un paso importante en la impartición de justicia para el pueblo libanés. Exhortó a los líderes y facciones libanesas a mantener la calma y manifestó que debe permitirse que el Tribunal Especial para el Líbano continúe con su trabajo sin interferencia ni coerción.
"Cualquier intento de generar tensiones e inestabilidad, en el Líbano o en la región, sólo socavará la libertad misma y las aspiraciones del pueblo libanés que tantas naciones apoyan", dijo Obama.
En el 2010, el dirigente de Jezbolá, jeque Hasan Nasrala, había dicho que varios de sus correligionarios figurarían entre los acusados.
Hariri era suní y varios sectores han expresado preocupación de que pueda desatarse un derramamiento de sangre entre las comunidades chiíes y suníes de Líbano si el tribunal establece que hay un vínculo entre el asesinato y Jezbolá.
Se prevé que el juez Fransen tarde de seis a 10 semanas en estudiar las pruebas para determinar si ratifica la demanda, la desecha o solicita que se presenten más pruebas.
El anuncio de la acusación tuvo lugar en un momento de agitación política a causa de la renuncia de los ministros del Jezbolá y aliados de estos de una coalición de gobierno que encabezaba el hijo de Hariri.
Los funcionarios del Jezbolá renunciaron del gobierno debido a que Saad Hariri rehusó cancelar las investigaciones del tribunal sobre el asesinato de su padre.
Saad continúa como primer ministro provisional mientras se forma un nuevo gobierno.
Hariri, quien era un empresario multimillonario, es señalado como el artífice de la reconstrucción de Líbano tras una guerra civil que había durado 15 años y concluyó en 1990.