Se le atribuye la fundación de la red terrorista Al Qaeda, según se dice en su biografía era responsable de haber implementado los ataques, entre otros, a las Torres Gemelas que albergaban el World Trade Center aquel 11 de septiembre de 2001.
Cómo olvidarlo. Ese maravilloso invento que es la Televisión, se encargó de traerlo en vivo hasta nuestros hogares, en un acto de violencia que no podíamos creer estuviera sucediendo. Más bien parecía un programa de ésos a los que tan afectos son nuestros vecinos, la Guerra de las Galaxias. Hacía rato que había amanecido. Entre el abundante follaje del robusto nogal se oía claramente en un cielo despejado el hermosísimo canto de un cenzontle que parado en una rama acostumbra a darnos los buenos días.
El televisor mientras tanto hacía hasta lo imposible por llamar nuestra atención. Un poderoso avión se estrellaba en los pisos de arriba de uno de los edificios. Mientras, minutos después otro avión de impactaba contra la torre vecina, este último era perseguido por un avión-caza que no pudo hacer nada por evitarlo. De repente a mis oídos regresaron los ruidos habituales. Lo vehículos enojados porque no avanzaban, allá en la calle, atronaban con el ruido de sus acelerados motores y sus cláxones, desesperados por llegar a sus trabajos.
El gobierno ofreció una recompensa de 50 millones de dólares por la cabeza de Osama, a pesar de que la autoría de los atentados no está confirmada por el FBI. El primero de mayo, hace apenas unas cuantas horas, el presidente Barack Obama anunció oficialmente la muerte del líder de Al Qaeda, tras un operativo militar realizado por comandos estadounidenses en hechos ocurridos en Pakistán.
Bin Laden, se dice, siempre apoyó el uso de la violencia. En una carta escrita en 2002 condenaba al pueblo estadounidense por sus actos inmorales de fornicación, homosexualidad, drogadicción, ludopatía y usura.
Quién lo diría, en 1980 es entrenado por la C.I.A. aprendió cómo mover dinero a través de sociedades fantasmas y paraísos fiscales. Se decía en aquellos años que era socio de George Bush padre. Aprendió a preparar explosivos, a utilizar códigos cifrados, pudiendo volverse ojo de hormiga o sea se convirtió en un hombre del que nadie sabía dónde se ocultaba. El FBI no tiene evidencia convincente de la conexión de Bin Laden con los hechos acaecidos el 11 de septiembre. Lo han dado por muerto muchas veces, sin que haya pruebas de que es un zahori o que padecía una enfermedad incurable.
Ahora, se afirma, que falleció de un tiro en la cabeza, desarrollándose el operativo que había sido aprobado por Obama, en escasos 40 minutos. La cuestión es que si las informaciones dadas a conocer por el propio Presidente de Estados Unidos de América, son hechos comprobados, el hombre nació en 1947, en el seno de una familia acomodada, midiendo de estatura más de dos metros. Un grupo de élite puso fin, se dice, a la vida de quien no se había probado con certeza que hubiera participado en los actos terroristas que se le atribuyen.
Supuestamente le dieron un tiro en la cabeza con lo cual dejaron en la obscuridad a).- si pudieron atraparlo vivo, quizá no era conveniente, y b).-pudiera haber delatado sus ligas con antiguos socios, lo que tampoco convenía. Si partimos de la base de que en efecto pasó a mejor vida, lo que dados los antecedentes puede ponerse en tela de duda, se verá muy pronto. No me sorprendería verlo uno de estos días desde algún país árabe haciendo declaraciones y llamando a una Guerra Santa.
Lo que no extrañaría a nadie después de las metidas de pata que no hace mucho llevó a la horca a Saddam Hussein, cuando los servicios de Inteligencia justificaron su intervención en Irak, al darse cuenta que tenían armas de destrucción masiva que después se supo, no era verdad. Total, todo queda tras un velo de misterio que sólo los Wikileófilos podrán desentrañar algún día de éstos Entonces se sabrá si fue ejecutado con un tiro en la testa y si así fue, por qué.
Bien, murió el más odiado de los terroristas. Quizá Carlos el terrorista, actualmente preso en una cárcel de Francia, se le puede comparar. Varias decenas de años atrás, fue atrapado en Jartum, capital de Sudán, después de que su buena estrella brillara en las décadas de 1970 y 1980. Fue el terrorista más buscado, en su tiempo, al que se le dio el apodo del Chacal. En el filme que se hizo en los días en que era presidente de Francia, Charles de Gaulle, se le da el tratamiento de un frío y calculador asesino de masas al que no le importa acabar con la vida de inocentes con tal de conseguir sus objetivos. Su nombre es Ilich Ramírez Sánchez, de origen venezolano.
Aunque si he de señalar al terrorista con mayores méritos (¿?) para figurar como el más asqueroso de todos los que ha habido, tendría que nombrar a Mehmet Alí Agca, que hirió gravemente al ahora beato el Papa Juan Pablo II en la plaza del Vaticano. Esto quiere decir que con mayor o menor éxito el mundo seguirá soportando las andanzas de estos desadaptados.
En fin, lo que deja una interrogación para el futuro de la humanidad es que las autoridades americanas no hayan podido culpar, con pruebas en la mano, a Osama bin Laden del acto terrorista en que usando aviones comerciales derribaron las Torres Gemelas. Una singularidad: cuando el atentado a las torres, hubo escenas en las que se vio a cierta población árabe bailando de contento, ahora se cumple la máxima de que quien ríe al último, ríe mejor. Si es que las muertes de seres humanos puedan constituir una diversión.