Otra vez la inflación
Cuando los mexicanos hablamos de inflación recordamos los tiempos, en los años ochenta, en que los precios se elevaban a tasas de 100 por ciento o más al año. En 2010 el aumento oficial de precios del consumidor fue de 4.4 por ciento. La cifra es baja en comparación con esos registros históricos y eso hace que haya una falta de preocupación por el tema.
En la actual economía globalizada, sin embargo, todo es cuestión de saber contra qué se compara uno. Lo importante para México no es saber si estamos por debajo de los niveles del pasado, sino si estamos arriba o debajo de nuestros socios comerciales. Y la inflación en México es superior. Estados Unidos tuvo una inflación de 1.5 por ciento en 2010 mientras que la de los países de Europa es de dos por ciento. Incluso China, que al contrario de México ya está tomando medidas para moderar sus precios, tuvo un incremento de 3.2 por ciento en 2010.
Los precios no están subiendo en México, como ocurrió en el pasado, por una irresponsabilidad financiera nuestra. Tanto el gobierno como el Banco de México han sido bastante responsables en sus políticas financieras en los últimos años. Sin embargo, México no puede quedar aislado de una tendencia internacional. En el último año se ha registrado un incremento muy importante en los precios de las materias primas en el mundo como consecuencia de factores diversos. Las alzas más importantes han tenido lugar en el petróleo crudo y otros combustibles así como en los alimentos. Este proceso está elevando los precios en nuestro país.
El gobierno puede tratar de contener o reprimir los precios por un tiempo. Esto es lo que ha hecho, por ejemplo, al mantener un enorme subsidio a las gasolinas que estaba previsto en 35 mil millones de pesos en 2010 pero que terminó rebasando los 70 mil millones de pesos. El gobierno está aumentando los precios de los combustibles de manera gradual, pero éstos se están quedando rezagados ante los internacionales, lo que aumenta el subsidio.
Otra medida ha sido una campaña de presión contra los tortilleros. Aunque en México no existe formalmente un control de precios, la Procuraduría Federal del Consumidor y la Secretaría de Economía han amenazado con sancionar a las tortillerías que suban los precios con multas de millones de pesos que quebrarían a la mayoría de estas pequeñas empresas. Como esto no se puede hacer por el hecho de que suban los precios, lo cual no prohíbe ninguna ley, las autoridades hostigan a las tortillerías con cualquier pretexto. De esta manera se está aplicando un control de precios disfrazado.
Al final la experiencia nos dice que no se pueden reprimir de manera indefinida los precios. Si estos suben por razones de mercado y si la autoridad no cambia las condiciones de mercado, por ejemplo promoviendo una mayor inversión que se refleje en más producción, los precios subirán de manera inevitable.
Curiosamente, la razón por la que las alzas en las materias primas no se han reflejado en un aumento más general de la inflación es por una influencia benigna del villano favorito de la economía mundial. China, que se ha convertido en el centro manufacturero del mundo, ha seguido mejorando su productividad. Esto significa que los productos que elabora están llegando al mercado a buenos precios a pesar del alza en los insumos.
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